viernes, 28 de diciembre de 2012

EL FIN DEL MUNDO

¿El mundo se acabará este próximo 21 de diciembre del 2012? Si no es así no nos preocupemos, si los mayas le fallan, están las profecías del fin del mundo de la biblia en la que Jesús va a retornar y establecer su trono en Jerusalén y reinar por mil años de paz. Y si esto no ocurre, puede suceder que Mandi instale un reino de justicia después de que Isa Al-Maseeh (Jesús) luche contra Dajjal, el anticristo del Islam. Por si no fuera suficiente, siempre hay oportunidad de que pase lo que los indios Hopi han predicho: que va a llegar una estrella azul, la cual va a aparecer súbitamente en el cielo como señal de una gran guerra nuclear que va a destruir a la humanidad.
Estas son profecías del fin del mundo de corte religioso. Pero también las hay de corte secular y hasta con una buena envoltura científica, como las de los climatólogos, futuristas, ambientalistas y científicos, que nos dicen que ya sea el calentamiento global, el crecimiento de la población, la próxima gran pandemia, una guerra termonuclear, un asteroide, un cometa, una radiación cósmica, una erupción volcánica…, etc., van a acabar con la tierra.
Estas son ideas que siempre han estado, pero me da la impresión de que a últimas fechas se han multiplicado. Revisemos algunas de las profecías fallidas por las que hemos pasado.

Crédulos
El 26 de marzo del 1997, la policía de San Diego recibió una llamada de que en el rancho Santa Fe había habido unas muertes; cuando llegaron al lugar de los hechos se encontraron a 39 personas acostadas en su cama, vistiendo ropas casi idénticas: camisa negra, pants negros y tenis marca Nike. No había signos de lucha por ningún lado, ni en los cuerpos; todos habían muerto pacíficamente. Habían cometido un suicidio en masa.
La autopsia reveló que habían ingerido fenobarbital con vodka y, por si fuera poco, habían puesto bolsas de plástico en sus cabezas para asfixiarse. Una peculiaridad de este suicidio masivo fue que no todos se mataron en un mismo momento; lo fueron haciendo a lo largo de tres días, en el primer día 15, en el segundo día otros 15 y al final los restantes 9.
Ellos se suicidaron porque creían que esa era la única manera en que su alma iba a poder subirse a la nave espacial que iba en la cola del cometa Hale-Bopp, el cual en ese entonces era visible en las noches. Todos ellos eran parte de un culto conocido como Heaven´s Gate lidereado por un gurú de la nueva era llamado Marshall Applewhite.
La muerte de 39 personas es de lamentar, pero este número palidece cuando recordamos que en la jungla de Guyana, los seguidores de Jim Jones se suicidaron, y en algunos casos asesinaron, a 913 personas, entre hombres, mujeres y niños en 1978.
¿Recuerdan los lectores el nombrado Y2K, aquella serie de especulaciones de que, debido a un problema de programación de las computadoras iba a haber un problema con ellas entrando el primero de enero del 2000?; pues aunque usted no lo crea, hubo quien compró comida para meses previniendo que fuera haber una falta generalizada de alimentos.

Posibles riesgos
Las posibles formas en que se ha dicho que puede acabar la humanidad son tan variadas que es necesario dividirlas en categorías. Comencemos con las religiosas. Se puede dividir las creencias religiosas del fin del mundo en dos tipos, las lineares y las cíclicas. Dentro de las primeras estarían las creencias judías, cristianas e islámicas, todas la cuales creen en una cosmología en la que el universo va a pasar por una transformación o redención; dentro de las segundas estarían el hinduismo y el budismo quienes sostienen que el universo va a pasar por un periodo de decadencia, redención y renacimiento.
Otra serie de riesgos los podemos agrupar dentro de la tecnología como origen del desastre; en primer lugar se debe mencionar a la aparición de robots y la inteligencia artificial, seguidas por la biotecnología, la guerra y las armas de destrucción masiva.
Hay también quien ha dicho que nuestro fin va a llegar en la forma de una pandemia o por medio de una crisis alimentaria derivada de una sobrepoblación mundial. Recordemos que en 1972 apareció una de las publicaciones ecologistas más influyentes de todos los tiempos: Los límites del crecimiento. Informe del Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad. [Meadows y cols., 1972]. Ese texto establecía que a pesar de que los recursos decisivos se van a encontrar en declive, la elaboración de alimentos y la producción industrial alcanzarían su punto álgido en torno al año 2020, para decrecer a continuación, tanto a consecuencia del agotamiento de los recursos naturales como del incremento de la polución. Incluso predice que la población mundial se situaría en su cota máxima en torno al año 2070, y a partir de esa fecha las cifras demográficas caerían en picada debido a que serían muchos los tipos de recursos que llegarían a faltar.
Una serie más de desastres pueden provenir porque la “madre tierra” nos haga una jugarreta y nos mande a una era de hielo, aparezca un megavolcán o un megatsunami. Pero las amenazas ni siquiera terminan en nuestro planeta, bien puede ser que el fin de la humanidad llegue a manos de un meteorito, una enorme radiación de rayos gamma resultado de la explosión de una estrella hipergigante o de una invasión alienígena.
Lo que no se nos debe olvidar es que los días de la tierra están contados; esto lo sabemos porque en unos 8 mil millones de años el Sol va a morir y se va a llevar a la Tierra entre las espuelas; o bien puede ser que unos 4 mil millones de años antes, desaparezcamos porque la Vía Láctea va a chocar con la galaxia de Andrómeda y ello puede causar que todo el sistema solar se salga aun más de nuestra galaxia.
Pero de que las cosas van a terminar algún día lo van a hacer. De acuerdo a los cosmólogos, hay cuatro posibles escenarios para el universo: el big rip (la expansión del universo va a continuar eternamente hasta el punto en que hasta los átomos se van a separar entre sí), el big crunch (el universo se va a contraer y colapsar sobre sí mismo formando una singularidad), el big bounce (este es un modelo cíclico en donde el universo se aparece, se expande, contrae y vuelve a aparecer continuamente) y el big freeze (el universo se va a seguir expandiendo por siempre, lo que va a generar que se vaya enfriando hasta tal punto que sea imposible la vida).

La paradoja de Fermi
Los físicos Enrico Fermi y Michale H. Hart se dieron cuenta de que hay algo raro en el universo. Resulta que las probabilidades de que haya vida inteligente en otros planetas es muy alta; dado que nosotros vivimos cerca de una estrella joven, eso quiere decir que cerca de otros soles, mucho más viejos, deberían haberse desarrollado civilizaciones tecnológicas mucho antes que nosotros, por lo tanto ya hasta deberíamos haber sido visitados por los extraterrestres; pero como no hay ninguna evidencia contundente de tales civilizaciones, como no hemos visto ninguna evidencia de ellos ni aquí, ni en nuestra galaxia, ni en ninguna de las 80 mil millones que se supone constituyen el universo, entonces ellos se preguntan “¿Dónde está todo el mundo?”.
Una de las respuestas que se ha dado a esta contradicción es que está en la naturaleza misma de los seres inteligentes el destruirse a sí mismos. Otra opción es que la vida es periódicamente destruida por eventos naturales; o si no es destruida, es llevada a un estado de civilización tal que no es posible comunicarse con otras especies en el universo.

Cultos al fin de los tiempos
Veíamos al inicio de este texto que hay diversos cultos que creen en la destrucción del mundo como un medio de expiación y redención de la humanidad. Estos cultos tienen variantes radicales como los ya mencionados Heaven´s Gate y la secta “El templo del pueblo” de Jim Jones.
El estudio de estos grupos comenzó en 1966 cuando John Lofland publicó su estudio “Doomsday Cult: A Study of Conversion, Proselytization, and Maintenance of Faith” basado en el grupo “Unification church” de Oregon, Estados Unidos; su estudio encontró que la mayoría de los miembros de esa agrupación se habían unido a ella porque tenían relaciones personales cercanas (amigos y familiares) ya metidas en ese grupo. Una vez metidos en ese grupo se daba un proceso de deprivación que aumenta el compromiso de los creyentes.
Otro estudio clásico es el de Leo Festinger y sus colaboradores, sobre un pequeño grupo de creyentes en los platillos voladores quienes estaban lidereados por Dorothy Martin, quien se puso el sobrenombre de Marian Keech y que anteriormente había sido miembro de la dianética lidereada por Ron Hubbard; en ese artículo describe como los seguidores de esa secta dieron señales costosas de compromiso con sus creencias como dejar su trabajo, su esposa y donar todos sus bienes a la secta, para prepararse a partir cuando el platillo volador llegara por ellos y los llevara al planeta Clarión de donde venía. El día que ella había vaticinado que iba a terminar la vida en el planeta y que sería cuando ellos se salvarían era el 21 de diciembre de 1954.
Festingery sus colaboradores estaban interesados en saber qué pasaría el día después de que no se terminara el mundo. Su hipótesis es que, dado que habían hecho grandes esfuerzos para estar dentro del grupo, no iban a cambiar en su creencia si no que iban a volver a hacer esfuerzos para mantener su fe; y eso es lo que pasó, al día siguiente su fanatismo aumentó e hicieron una campaña muy fuerte de proselitismo (a este proceso le llamó disonancia cognitiva). En esto momento, el culto subsiste con el nombre de Asociación Sananda y Samat Kumara.
Las conclusiones de Festinger fueron las siguientes: una creencia que realmente se cree tiene relevancia sobre la manera en que la persona se comporta; para comprometerse más con la fe, debe tomar medidas importantes que son difíciles de deshacer, incluso, entre más difíciles sean de deshacer más comprometido va a estar el individuo. El creyente debe tener el apoyo social; siendo poco probable que un creyente aislado pueda soportar evidencias que desconfirman su creencia.
Grupos más radicales son aquellos que cometen actos de violencia hacía sus propios miembros o hacia otros. Por ejemplo los seguidores de “el movimiento para la restauración de los diez mandamiento de Dios” fue un movimiento religioso derivado de la iglesia católica fundado en Uganda, quienes a principios del año 2000, después de que sus predicciones del fin del mundo fallaron, iniciaron incendios y asesinatos en masa.
Esta también el caso de la “iglesia universal y triunfante” liderada por Elizabeth Clare Prophet. En los 90´s se les descubrió que estaban amasando una gran cantidad de armas (curiosamente, su mensaje teológico estaba lleno de referencias a la paz y la armonía).
Un grupo más que realizó actos violentos fue el culto japonés Aum Shinkikyo (ahora conocido como Aleph) quienes ganaron notoriedad internacional en 1995 cuando llenaron de gas sarín el metro de Tokio; sus actividades delictivas comenzaron mucho antes, en 1993, año en que mataron a varios críticos de su religión y comenzaron a fabricar el gas sarín y armas automáticas; posteriormente se supo que en 1994 ya habían asesinado a 8 personas y lastimado a unas 200, al utilizar el gas en la ciudad de Matsumoto.
En esta relación de cultos y el fin del mundo no puede dejarse de lado a los davidianos, mejor conocidos como los “Adventistas del Séptimo Día”, particularmente el grupo de Waco, en Texas dirigidos por David Koresh; como se recordará terminaron prendiendo fuego al rancho y por esa razón murieron 55 adultos y 28 niños.
Todos estos movimientos creían que el mundo se iba a acabar; y para algunos de ellos así fue. Para los que siguieron vivos después de la fecha fatídica, algunos terminaron desligándose del culto, pero otros se aferraron más (algunos creyeron que por su influencia se había evitado el fin de los tiempos), simplemente pusieron otra fecha para que todo se acabara y se pusieron manos a la obra a volver a hacer proselitismo. Este proceso de compromiso es especialmente cierto para los que habían realizado gastos irrecuperables: los que dejaron esposa, hijos, trabajo y amigos para insertarse en su culto.
Por último, hay razones psicológicas, de tipo cognitivo, que hacen a las personas racionalizar porque el mundo va a llegar a su fin; entre esos sesgos cognitivos tenemos
  • El sesgo de disponibilidad (como las catástrofes son muy fáciles de recordar creemos que están aumentando)
  • Las explicaciones Post hoc (la frase completa es post hoc ergo propter hoc y asume que porque A ocurrió antes que B, entonces A debe causar B, lo cual no necesariamente es cierto; en nuestro caso, si alguien predice que el mundo se va a acabar y pasan catástrofes entonces es cierto que el mundo se va a acabar)
  • La falacia de conjunción (se sobre estima la posibilidad de que varios eventos se den juntos; en este caso se cree que porque tenemos armas de destrucción masiva, estamos creando robots inteligentes y estamos acabando con la sustentabilidad de la tierra, entonces todo eso hace más probable que el mundo se va a acabar)

Como lo más seguro es que el mundo no se va a acabar, espero pronto estar en contacto con todos ustedes y les deseo felices fiestas, que ya para entonces podemos festejar que a lo mejor y nos salvamos por un pelito.

 Bibliografía
Meadows, Donella H., Dennis L. Meadows, Jorgen Randers y William W. Behrens III, Los límites del crecimiento. Informe del Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad, FCE, 1972.

Doomsday Cult: A Study of Conversion, Proselytization, and Maintenance of Faith, John Lofland, Prentice-Hall, 1966

Festinger, Leon; Henry W. Riecken, Stanley Schachter (1956). When Prophecy Fails: A Social and Psychological Study of a Modern Group that Predicted the Destruction of the World. University of Minnesota Press. ISBN 1-59147-727-1. Reissued 2008 by Pinter & Martin with a foreword by Elliot Aronson, ISBN 978-1-905177-19-6




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