lunes, 13 de mayo de 2013

SOÑAR DESPIERTO


LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Soñar despierto
Duerme soñando, con tus ojos tan plenos, despiertos, con tu corazón lleno y radiante, alucinante, tan lleno de amor"; así es como comienza la canción de “El gran silencio” llamada “Duerme Soñando.
Soñar despierto es algo que todos hacemos, pero tenemos la idea de que es malo, porque se le asocia con perder el tiempo. Sin embargo, hay formas buenas y malas de soñar despierto, la mala se le ha relacionado con el Trastorno Obsesivo Compulsivo; mientras que la forma buena tiene que ver con la solución de problemas, la creatividad y la inspiración necesaria para las grandes obras artísticas y científicas.
De acuerdo a Jerome Singer, profesor emérito de psicología de la Universidad de Yale, el soñar despierto es un cambio de la atención de una actividad primaria a una secuencia de respuestas privadas (Singer, 1976); mientras que Michael Kane (McVay y cols., 2009) asegura que es cualquier pensamiento que no está relacionado con la tarea que se trae entre manos.
El primero fue quien dividió el soñar despierto en positiva y negativa (él la llamó disfórica); mientras que el segundo asevera que hay una amplia variedad de formas de soñar despierto que va desde pensar en los ingredientes del desayuno, hasta como salvaríamos a la humanidad de una invasión alienígena. Cabe aclarar que la mayoría de las veces divagamos sobre cosas de la vida cotidiana y no tanto sobre cuestiones grandiosas.
Para darnos una idea de cuánto tiempo nos pasamos soñando despiertos, el citado estudio de McVay se avocó a medirlo. Trabajaron con 72 sujetos a los que les dieron un aparato que hacía sonar un ruido ocho veces al día de forma aleatoria durante una semana completa. En el momento del ruido, los sujetos deberían anotar que era lo que estaban pensando en el ese momento. El resultado fue que en el 30 % de las veces las personas estaban pensando en cosas diferentes de la tarea que estaban realizando. Es decir, 30% de todo el tiempo que estamos despiertos, estamos divagando.

La llave de la creatividad
Hay muchas historias acerca de personas que han solucionado los mayores problemas de su vida cuando no estaban pensando intensamente sobre su problema; tenemos el ejemplo de August Kekulé quien encontró la estructura del benceno al soñar con una serpiente mordiéndose la cola.
Al parecer, una de las claves de la creatividad científica es dejar que la mente flote libremente para que pueda acceder a otras ideas que están bajo la superficie de la conciencia, es la opinión de Jonathan Schooler de la Universidad de California en Santa Barbara (Schooler y Schooler, 2011).
Y no solo los científicos sacan provecho de la divagación mental, sino que también lo hacen los artistas como Orhan Pamuk, el novelista turco ganador del premio nobel del 2007, quien admite que mucho de lo que ha escrito es resultado de su divagación. También es el caso Tim Burton, el cineasta de Hollywood.
La hipótesis de Eric Klinger de la Universidad de Minnesota es que soñar despierto ayuda a la creatividad porque cuando divagamos recordamos metas sobre las que no estamos trabajando en este momento (Klinger, 1990); pero para que realmente funcione es importante saber que uno está soñando despierto; esta idea se desprende de un estudio realizado por Jonathan Smallwood en el 2011 en el que les leían a niños una historia; aquí los niños tenían que apretar un botón cada vez que se sorprendían ellos mismos divagando y también, de vez en cuando, los investigadores interrumpían la lectura para preguntarles si estaban divagando o no; el resultado fue que si se tiene la habilidad para notar que estamos en una ensoñación, parecen ser que somos más creativos ya que fueron quienes se detectaron soñando despierto obtuvieron puntajes más altos en pruebas de creatividad.
Otra cosa que ayuda a que la divagación fomente la creatividad es hacer una actividad que sea medianamente demandante, ni muy difícil ni tampoco muy fácil o no hacer nada (Sio y Ormerod, 2009). Al parecer, dejar que la mente flote durante una tarea medianamente complicada puede hacer accesibles otras ideas  que no están fácilmente disponibles de manera consciente.

Ensoñación y cerebro
Al soñar despierto se le ha relacionado básicamente con la llamada “Red de Default”; esta red fue descubierta, entre otros, por Marcus Raichle en el 2001 (Raichle y cols., 2001) y consiste en tres regiones: la corteza prefrontal medial, la corteza cingulada anterior y la corteza parietal. La primera tiene que ver, entre otras funciones, con imaginarnos a nosotros mismos y para saber cuáles son los sentimientos y los pensamientos de otras personas. La segunda, se le asocia con la capacidad para generar nuestras memorias personales. Y la tercera, ayuda a la conservación de información.
Esta red se activa cuando las personas están realizando actividades monótonas (Christoff y cols., 2009), que es cuando más posibilidades tenemos de estar soñando despiertos. Lo que se ha encontrado es que si las personas estaban divagando, esta red de áreas cerebrales se activaba; pero algo bastante notable es que la activación es mayor cuando no eran capaces de darse cuenta de que estaban soñando despiertos.
Otra prueba de que están relacionados la red de default y la ensoñación es que cuando hay daño en estas regiones cerebrales se altera la capacidad de ensoñar, así lo demostró Peter Williamson en un estudio del 2007 en que trabajó con esquizofrénicos los cuales suelen tener alteraciones en la corteza prefrontal medial, un lugar relacionado con el auto-reflejo (Bluhm y cols., 2007).
Además, aquellos que le dan vueltas a los pensamientos una y otra vez (se le conoce como rumiación) como les sucede a los depresivos, se ha visto que tienen muy activada la misma rede de default (Johnson y cols., 2006).

Ensoñación compulsiva
Este tema de las alteraciones cerebrales nos da pie para hablar de los ensoñadores patológicos. En este caso, estamos hablando de aquellos sujetos que simplemente no pueden dejar de soñar despiertos.
Cynthia Schupak es una investigadora que está interesada en ayudar a estas personas con ensoñación patológica. Se dice que es patológica, porque hay casos tan graves en los que hasta el 90 % del tiempo que están despiertos se la pasan ensoñando. Ella ha propuesto (Schupak y cols., 2009) que este es un desorden mental que debería clasificarse dentro los manuales de trastornos mentales, al igual que está la depresión o la esquizofrenia. Ha encontrado que 93% de sus pacientes se sienten angustiados por no poder dejar de soñar despiertos.
En consonancia con esta idea Eli Somer de la Universidad de Haifa en Israel, tienen registrados seis casos de sujetos con fantasías sádicas y que habían sufrido de traumas en su infancia. En su opinión las fantasías son un mecanismo de afrontamiento para lidiar con una realidad que les es intolerable (Lauterbach y cols., 2008).
Así pues, tenemos que soñar despierto es algo muy humano. Solo que si se vuelve algo no benéfico, fuera de control e incómodo, estaríamos hablando de una patología mental. Revisen que tanto divagan y si creen tener problemas, no duden en buscar ayuda.


Bibliografía

Singer, Jerome L. (1976). The inner World of Daydreaming. Harper & Row

McVay, J.C., Kane, M.J., & Kwapil, T.R. (2009). Tracking the train of thought from the laboratory into everyday life: An experience-sampling study of mind-wandering across controlled and ecological contexts. Psychonomic Bulletin & Review, 16, 857-863.

Schooler, J.W., Hunt .T & Schooler, J.N. (2011) Reconsidering the Metaphysics of Science from the Inside Out. In S. Schmidt, H. Wallach, Eds Neuroscience Consciousness and Spirituality (pp 157-194) New York: Springer

Klinger, E. (1990). Daydreaming. Los Angeles, CA: Tarcher (Putnam).

Smallwood, J. (2011). Mind-wandering while reading: Attentional decoupling, mindless reading and the cascade model of inattention. Language and Linguistics Compass, 5(2), 63-77.

Sio, U., & Ormerod, T. (2009). Does incubation enhance problem solving? A meta-analytic review. Psychological Bulletin, 135(1), 94-120, doi: 10.1037/a0014212

Raichle, M.E., MacLeod, A.M., et al., 2001. A default mode of brain function. Proc. Natl. Acad. Sci. U. S. A. 98, 676–682.

Christoff, K., Gordon, A. M., Smallwood, J., Smith, R., & Schooler, J. W. (2009). Experience sampling during fMRI reveals default network and executive system contributions to mind wandering. Proceedings of the National Academy of Sciences USA, 106(21), 8719-8724.

Bluhm RL, Miller J, Lanius RA, Osuch EA, Boksman K, Neufeld RW, Théberge J, Schaefer B, Williamson P. Spontaneous low-frequency fluctuations in the BOLD signal in schizophrenic patients: anomalies in the default network. Schizophr Bull. 2007 Jul;33(4):1004-12. Epub 2007 Jun 7. Review.

Johnson, M.K., Raye, C.L., Mitchell, K.J., Touryan, S.R., Greene, E.J., & Nolen-Hoeksema, S.  (2006).  Dissociating medial frontal and posterior cingulate
activity during self-reflection.  Social Cognitive and Affective Neuroscience, 1,
56-64.

Schupak C, Rosenthal J. Excessive daydreaming: a case history and discussion of mind wandering and high fantasy proneness. Conscious Cogn. 2009 Mar;18(1):290-2.

Lauterbach D, Somer E, Dell P, Vondeylen H. Abuse history and pathological dissociation among Israeli and American college students: a comparative study. J Trauma Dissociation. 2008;9(1):51-62.

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