miércoles, 27 de junio de 2012

LA HIPNOSIS NO AYUDA A RECUPERAR RECUERDOS OLVIDADOS


LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

La hipnosis no ayuda a recuperar recuerdos olvidados
Hay varios casos que dan vergüenza; en 1990 se condenó a prisión a George Franklin de asesinato de Susan Nason porque su hija, Eileen, lo acusó de haberla matado brutalmente en 1969; en 1994 Steven Cook culpó al cardenal de Chicago Joseph Bernardin de haber abusado de él a los 17 años; y en el 2001, Larry Mayes fue acusado de secuestro y robo por una de las víctimas de ese delito.
El problema fue que todas estas acusaciones fueron realizadas cuando los acusadores “recuperaron” recuerdos reprimidos bajo hipnosis; pero todas eran falsas. Franklin fue el primer caso altamente publicitado de recuperación de memorias traumáticas por medio de la hipnosis, pero para 1996 fue dejado en libertad; Cook supuestamente recuperó su memoria perdida durante una hipnosis que se le hizo como parte de su entrenamiento en hipnosis en un instituto bastante chafa dirigido por el gurú John-Rodger (dice que es la encarnación del espíritu santo, nada más y nada menos); Mayes por su parte fue acusado por una persona que bajo hipnosis aseguró que él era el delincuente (a pesar de que en dos procesos de identificación de personas no lo reconoció) y fue la persona número 100 en ser liberada por el uso el ADN como prueba pericial.
En México no pude verificar si se le utiliza como una herramienta válida en los juzgados, pero supongo que algunos sí le darían ese estatus cuando el Colegio Mexicano de Ciencias Forenses ha llegado a promover cursos de hipnosis clínica para el manejo del dolor.
En general se tiene la idea de que la hipnosis tiene un poder especial para recuperar memorias perdidas. En una encuesta realizada en el 2003 (Taylor y Kowalski, 2003) se entrevistó a 92 estudiantes de los primeros cursos de psicología y encontró que 72% de ellos creían que era un método útil para recuperar detalles de crímenes. En otro estudio (Green y Lynn, 2005) 90 % de los entrevistados creyeron que era una buena técnica policiaca para recuperar recuerdos en las víctimas; hay otros estudios que han encontrado un número aún mayor que creen que la hipnosis mejora la memoria (Whitehous y cols., 1991).
Estas creencias son también muy comunes entre los profesionales de la salud mental. Elizabeth y Geoffrey Loftus encontraron (1980) que el 84% de los psicólogos creían que la hipnosis puede acceder a detalles inaccesibles que están permanentemente guardados en la memoria. De hecho, muchos psicoterapeutas suelen usar la hipnosis para ayudar a sus clientes a recordar memorias de abusos sexuales. El porcentaje va desde un tercio (Poole y cols., 1995) hasta un quinto (Poulusny y Follette, 1996).
Otro investigador (Yapko, 1994) encontró que 75% de los psicólogos creían que la hipnosis permitía a las personas recordar con precisión, cosas que de otra manera no hubieran podido recordar; así mismo, 47% de los terapeutas confiaba mucho en la posibilidad de que hubiera un evento traumático si los detalles de este se habían obtenido bajo hipnosis; 31% de ellos creía que si alguien recordaba un trauma bajo hipnosis, entonces este había ocurrido objetivamente; y 54% de ellos creía que con la hipnosis se podían recuperar memorias desde el presente hasta el nacimiento.
Algunas personas van más allá y dice que recuerdan cuando estaban en el útero, cuando iban a lo largo de las trompas de Falopio e, incluso, recuerdan hasta vidas pasadas. Pero parece más bien que los sujetos se comportan de acuerdo a su conocimiento y creencias que tienen sobre cómo debe de comportarse un niño; así lo mostró Michael Nasch en 1987, quien encontró que los adultos que estaban disque regresando a su infancia no mostraron un patrón esperado en muchos indicadores de la infancia como vocabulario, tareas cognitivas, ondas cerebrales (EEG) e ilusiones visuales.
Decíamos también que hay quien afirma que pueden hacer regresiones a vidas pasadas, el más conocido de todos es Brian Weiss (1988); y al igual que en las regresiones a la infancia, cuando supuestamente están en una de sus vidas pasadas, más bien parece que están a merced de su imaginación, fantasía o de lo que creen saber del periodo histórico al que hipotéticamente regresaron. Cuando se han sometido a un escrutinio concienzudo, se ha encontrado que son muy poco precisos en cosas como el país con el que estaban en guerra en ese momento, la cara de qué personaje estaba en las monedas, etc. Por ejemplo, un paciente dijo que él era el emperador Julio Cesar cuando lo históricamente correcto es que el primer emperador romano fue Augusto, unas décadas después de que Julio Cesar murió (Spanos y cols., 1991).

La historia de este mito
Semejante creencia tiene una larga cola histórica que le pisen. Pierre Janet fue uno de los primeros terapeutas en usar la hipnosis para ayudar a pacientes a recobrar los recuerdos de eventos traumáticos, que él creía eran el origen de sus problemas psicológicos; por ejemplo, realizó la regresión de una paciente llamada María a su infancia, cuando ella fue traumatizada por tener una anormalidad facial; supuestamente, al haber recuperado ese recuerdo, quedó liberada de sus síntomas de ceguera (Janet, 1889).
Esta suposición de que escavar en las memorias enterradas de eventos traumáticos, se le conoce como “hipnoanálisis”; por ejemplo, después de la primer guerra mundial se le usó para que los soldados recordaran algunos de los eventos espantosos que habían sufrido en combate y que eran los que presumiblemente habían iniciado sus desórdenes psicológicos.

La hipnosis no recupera, crea recuerdos
En la actualidad, la opinión de los expertos (Kassin y cols., 2001) afirman que la hipnosis no tiene efectos sobre la memoria y que más bien la deteriora (Lynn y cols., 2001). Por ejemplo, la hipnosis produce más errores de recuerdos en los testigos y hace que se sientan más seguros de sus afirmaciones a pesar de que sus recuerdos son muy imprecisos (Green y Lynn, 2005). Aunque son los sujetos altamente influenciables quienes más son afectados por la hipnosis, también están sujetos a su influjo quienes son menos sugestionables. Todos estos datos, han comenzado a hacer recapacitar a las cortes de los Estados Unidos, donde no se considera que los recuerdos recuperados con la hipnosis, sean un dato válido para ser tomados en cuenta en un juicio.

No toda la hipnosis es chafa
A pesar de lo dicho hasta ahorita, algunos estudios de la hipnosis demuestran que puede ser útil en el tratamiento del dolor, adicción al tabaco, trastorno por ansiedad y en la obesidad.
Aunque hay quien afirma que su nivel de efectividad no es mayor que la que se puede lograr simplemente relajando a las personas (Lynn y cols., 2000).

Bibliografía

Taylor, Annette Kujawski; Kowalski, Patricia. Media Influences on the Formation of Misconceptions about Psychology. Poster presented at the Annual Conference of the American Psychological Association (111th, Toronto, ON, Canada, August 7-10, 2003).

Green, J. P. y Lynn, S. J. (2005) Hypnosis vs. relaxation: accuracy and confidence in dating international news events. Applied cognitive psychology. Volume 19, Issue 6, pages 679–691

Whitehouse, W. G., Orne, E. C., Orne, M. T.,Dinges, D. F. Distignuishing the source of memories reported during prior waking and hypnotic recall attempts. Applied Cognitive Psychology. Volume 5, Issue 1, pages 51–59, January/February 1991

Loftus, E. F. y Loftus, G. R. (1980). The reality of repressed memories. American Psychologist, 48, 518-537

Poole, D. A., Linday, D. S., Memon, A., y Bull, R. (1995). Psychotherapist´s opinion, practices, and experiences with recovery of memories of incestuous abuse. Journal of consulting and clinical psychology, 68, 426-437

Polusny, M. A. y Follete, V. M. (1996). Remembering childhood sexual abuse: a national suvey of psychologist´clinical practices, belief, and personal experiences. Professional psychology: research and practice, 27, 41-52

Yapko, M. D.(1994). Suggestibility and repressed memories of abuse: A survey of psychotherapist´s beliefs. American Journal of Clinical Hypnosis, 36, 163-171

Nash, M. R. (1987). What, if anything, is regressed about hypnotic age regression? A review of the empirical literature. Psychological bulletin, 102, 42-52

Weiss, B. L. (1988). Many lives, many masters. New York: Simon & Schuster. (Hay version en Español: Muchas vidas, muchos maestros. Ediciones B. 2004)

Spanos, Nicholas P.; Menary, Evelyn; Gabora, Natalie J.; DuBreuil, Susan C.; Dewhirst, Bridget. Secondary identity enactments during hypnotic past-life regression: A sociocognitive perspective. Journal of Personality and Social Psychology, Vol 61(2), Aug 1991, 308-320

Janet, P. (1889). L´automatisme psychologique. Paris: Alcan.

Kassin, S. M., Tubb, A. V., Hosch, H. M., y Memon, A. (2001). On the “general acceptance” of eyewitness testimony research. American Psychologist, 56, 405-416

Lynn, S. J., Neuschatz, J., Fite, R., y Rhue, J. R. (2001). Hypnosis and memory: implications for the courtroom and psychoterapy. In M. Eisen y G. Goodman (Eds.), Memory, suggestion, and the forensic interview. New York: Guilford Press.

Lynn, S. J., Kirsch, I., Barabasz, A., Cardena, E., y Patterson, D. (2000). Hypnosis as an emplirically supported adjuntive technique: the state of the evidence. International Journal of Clinical and Experimental Hypnosis, 48, 343-361

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EL FUTURO DE LA HUMANIDAD


LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

El futuro de la humanidad
En anteriores ocasiones ya había abordado este tema. En el texto “El mito del votante racional” decía que las cosas van a ir mejor ya que las previsiones para el Producto Interno Bruto o PIB, el PIB per cápita y la población mundial para los siguientes cien años era que la población no iba a aumentar mucho, pero sí el PIB.
Pero en esta ocasión quisiera hablar del futuro de la humanidad en una visión más pesimista que aparece en el libro “El lugar del hombre en el cosmos. La gran historia y el futuro de la humanidad” (Spier, 2011).
Este libro propone que el futuro de la humanidad está vinculado con la disponibilidad de materia y energía. En 1972 apareció una de las publicaciones ecologistas más influyentes, resultado del trabajo de un “think tank”, autodenominado Club de Roma, llamado “Los límites del crecimiento. Informe del Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad”. Su modelo se basaba en cinco variables: la población, los recursos (energía incluida), la elaboración de alimentos per cápita, la producción industrial y la polución (Meadows y cols., 1972).
Este texto establecía que a pesar de que los recursos decisivos se van a encontrar en declive, la elaboración de alimentos y la producción industrial alcanzarían su punto álgido en torno al año 2020, para decrecer a continuación, tanto a consecuencia del agotamiento de los recursos naturales como del incremento de la polución. Incluso predice que la población mundial se situaría en su cota máxima en torno al año 2070, y a partir de esa fecha las cifras demográficas caerían en picada debido a que serían muchos los tipos de recursos que llegarían a faltar.
A pesar de que este texto ha sido muy criticado como apocalíptico, parece ser que sigue siendo válido. Con base en todo esto se vaticina lo siguiente para la humanidad.

La disponibilidad de recursos materiales y energéticos
El primer problema con el que nos encontramos es que hay pocos lugares en la tierra que tengan una concentración alta de recursos como para que sean útiles a los seres humanos. El segundo problema es que, para hacer uso de los recursos materiales, necesitamos energía, la cual es muy escasa; y aunque lográramos tener una fuente barata e ilimitada, viene el problema de la contaminación y la entropía que genera el uso de los recursos naturales.
Un tercer problema es el número de personas que vivimos. Entre más gente haya más recursos y energía necesitamos. Si la población humana sigue creciendo, nos vamos a ver forzados a abandonar la esperanza de tener un estilo de vida equilibrado, desde el punto de vista ecológico.
Por todo esto, el problema central es la cantidad de energía de la que podemos disponer. En el 2008 apareció en la revista New Scientist, la duración estimada, por la Agencia Internacional de Energía, de las fuentes de energía no renovable; y las cosas no se ven bien: tenemos uranio para unas décadas, petróleo y carbón como para unos cien años y gas natural como para doscientos (Strahan, 2008)).
Las otras energías renovables con las que ya contamos (solar, geotérmica, mareomotriz) dan menos energía que las que nos proporcionan los combustibles fósiles, cuesta más dinero y esfuerzo obtenerlos; y dado que el actual régimen socioeconómico recompensa la competitividad, se ve poco probable que hagamos un esfuerzo real para hacer una transición que nos lleve a hacer un cambio.
En el caso de la energía solar, que es nuestra mejor opción, las cosas se ven complicadas. En primer lugar esta la distancia que media entre el lugar de producción y de consumo de la energía. En el caso de las ciudades, que es donde más se consume energía, están muy lejos de donde se podría extraer en cantidades óptimas. En segundo, para construir aparatos que produzcan estas energías, se necesita mucha energía a su vez, lo que sugiere que se deberían de comenzar a construir inmediatamente, porque después no va a haber energía para construirlas. En tercer lugar, su rentabilidad es baja (comparada con el petróleo o el carbón), lo que indica que debería comenzar a hacer la transición en las zonas desérticas. Si se instalaran unos 300 mil kilómetros cuadrados de células fotovoltaicas en el desierto del Sahara, se podría abastecer de energía al mundo entero (Daviss, 2007).

Agotamiento de los recursos
Sabemos que nos vamos a enfrentar a problemas con el agua dulce, la erosión del suelo, pérdida de biodiversidad, el aumento de los gases de invernadero y el problema de la basura. Pero hay otros que no llaman tanto la atención, pero que también son muy importantes. Por ejemplo, la cantidad de fosfato que se utilizan como fertilizantes se están agotando (van a durar como 100 años). Este producto ha permitido que la agricultura moderna alcance unos niveles de producción totalmente desconocidos en épocas anteriores.
Lo que ocurre, es que una vez utilizado en la agricultura como fertilizante, se termina diluyendo en los océanos donde es muy difícil volver a utilizarlo. Si queremos que la agricultura no se desplome, tenemos que encontrar maneras nuevas de minimizar las pérdidas de fosfato por arrojar este recurso al mar.

¿Emigrarán los humanos a otros planetas?
Todo el mundo sueña que va a ser así, pero las perspectivas reales no son optimistas. El primer problema son las distancias. Llegar a Alfa Centauro, que está a cuatro años luz, viajando a solo 1 % de la velocidad de la luz (completamente irrealizable por el momento) se necesitarían 400 años en llegar.
En segundo lugar, esta otra vez el problema de la energía y los costos. Por ejemplo, en la medida en que los viajeros se alejaran del sol, dejaría de ser para ellos una fuente de energía.
En tercer lugar, están los problemas de salud relacionados con la radiación cósmica. Si se blindara una nave para evitar estos rayos, su peso sería enorme. Por otro lado, no se tienen los avances médicos necesarios para contrarrestar el daño que los rayos solares causan en las células (léase el artículo que se encuentra en esta dirección para saber algo más al respecto: https://science.nasa.gov/science-news/science-at-nasa/2009/27may_phantomtorso/).

Para concluir
Dados estos antecedentes, parece ser que la solución que tenemos a la mano es cooperar para alcanzar un futuro sostenible, tener un estilo de vida aceptable que no rebase las circunstancias que limitan nuestra existencia en el planeta.
Si la humanidad ha de sobrevivir en la Tierra y disfrutar de un mínimo de confort, entonces esta es la cuestión más decisiva que todos nosotros, incluyendo nuestros hijos, debemos de resolver.

Bibliografía

Fred Spier. El lugar del hombre en el cosmos. La gran historia y el futuro de la humanidad. Ed. Crítica, primera edición, 2011

Meadows, Donella H., Dennis L. Meadows, Jorgen Randers y William W. Behrens III. Los límites del crecimiento. Informe del Club de Roma sobre el predicamento de la humanidad. FCE, 1972

Strahan, David. The great coal hole. New Scientist, 2639 (19 de enero del 2008), pp. 38-41 (disponible en http://www.davidstrahan.com/blog/?p=116)

Daviss, Bennett. Here comes the sun. New Scientist, 2633 (8 de diciembre del 2007), pp. 32-37 (una versión modificada la pueden encontrar aquí http://www.science.org.au/nova/newscientist/005ns_003.htm)


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miércoles, 20 de junio de 2012

DOS RAZONES PARA NO CREER



LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Dos razones para no creer

¿Por qué el 95% de las personas en el mundo tiene religión? La mayoría de las investigaciones nos dicen que hay cuatro razones: la mente humana exige explicaciones, el corazón humano busca consuelo, la sociedad humana requiere orden y el intelecto humano tiende a la ilusión (Boyer, 2001).
En otras palabras, el primer punto nos dice que la gente creó la religión para explicar el misterio de los fenómenos naturales, para explicar experiencias extrañas (sueños, presentimientos, etc.), para explicar el origen de las cosas y para explicar porque existen el mal y el sufrimiento.
El segundo asevera que las explicaciones religiosas hacen más tolerable la idea de la mortalidad y calma la ansiedad y genera consuelo. El tercero asegura que la religión mantiene unida a la sociedad, perpetúa un orden social particular y sustenta la moral. Por último, al parecer, la religión es producto de un sesgo cognitivo, en el sentido de que la gente es supersticiosa y puede creer en cualquier cosa, porque los conceptos religiosos son irrefutables y porque es mucho más fácil creer que refutar.
Con el fin de explicar a que se refiere esto de los sesgos cognitivos, como origen de las creencias religiosas, me permito reseñar unos artículos de reciente aparición que explican algo sobre el origen de las creencias.

El pensamiento analítico quita lo religioso
Un primer artículo fue publicado en la prestigiosa revista Science, en su número 336 del año 2012 y comienzan planteándose la pregunta sobre ‘cuáles son las bases cognitivas de tener y no tener creencias religiosas; para explicarlo retoman la teoría del procesamiento dual del pensamiento, el cual postula que hay dos sistemas, uno que es intuitivo (sistema 1) y otro que es analítico (sistema 2), que operan al mismo tiempo.
Al parecer si crees que por un lado esta la mente y por el otro el cuerpo, si crees que hay vida después de la muerte, si crees que puedes leerle la mente a las personas, entonces, esas creencias facilitan las creencias religiosas; y como el pensamiento analítico se contrapone al pensamiento intuitivo, entonces es posible inhibir al sistema 1 utilizando el sistema 2; es decir, disminuir o eliminar las creencias religiosas cuando nos ponemos a pensar.
Ellos realizaron 5 estudios para probar esta hipótesis (Gervais y Norenzayan, 2012): el primero probó si las diferencias individuales en la tendencia a utilizar el pensamiento analítico está asociado con una reducción de creencias religiosas. Los estudios del 2 al 5, tratan de probar si diferentes manipulaciones experimentales  del procesamiento analítico (priming visual, priming implícito y disfluencia cognitiva) induce la disminución en la creencia religiosa.
En el estudio 1 les pusieron a las personas a resolver tres problemas (por ejemplo, una bola y un bate de beisbol cuestan en total 1.10 dólares. El bate cuesta un dólar más que la bola. ¿Cuánto cuesta la bola? La respuesta intuitiva es 10, pero la respuesta correcta dada por el pensamiento analítico es 5). Después, les pidieron a los participantes que completaron tres medidas diferentes de creencias religiosas (la escala intrínseca de religiosidad, la escala de creencias religiosas y una escala para medir la creencia en agentes supernaturales (Dios, ángeles y el diablo). Por ejemplo, la escala de religiosidad intrínseca, pregunta cosas como “mi fe se involucra en todos los aspectos de mi vida”. Lo que encontraron es que entre más usan el pensamiento analítico, menos creencias religiosas tienen.
Los estudios del 2 al 5, utilizaron el fenómeno de priming, que es un efecto que se suscita  cuando, al presentar un estímulo, este influye sobre los estímulos presentados posteriormente. Por ejemplo, en el segundo experimento, utilizaron dos tipos de imágenes, la escultura de “el pensador” de Rodin o el “discobolus” realizado por Mirón de Eleuteras en el 455 antes de nuestra era. Sus hallazgos son muy interesantes: al ver la escultura de “el pensador” se indujo a pensar analíticamente y ello se reflejó en una baja en las creencias religiosas de las personas, medidas con las anteriormente mencionadas escalas.
En base a estos datos ellos concluyen que el pensamiento analítico inhibe el pensamiento intuitivo que parece servir de base a las creencias religiosas; aunque ellos advierten que, a pesar de que trataron de controlar variables como etnia y religión, no es tan fácil generalizar estos hallazgos a todos los grupos poblacionales y contextos culturales; además, aunque los resultados indican que el pensamiento analítico promueve dejar de creer en la religión, seguramente no es la única causa para que las personas dejen de tener una religión.

Aura en el misticismo, la sinestesia y la percepción visual
Los creyentes de lo paranormal afirman que el aura es un campo energético de radiación luminosa de colores que rodea a las personas como un halo y que es invisible a la mayoría de las personas y solo la ven unos cuantos afortunados.
Pero, este fenómeno tiene muchos puntos de contacto con una condición perceptual conocida como sinestesia, que es la interferencia que hacen unos tipos de percepción con otros. Es decir, se pueden oír colores o ver sonidos. Estos puntos de contacto son los siguientes: comparten ciertos rasgos de personalidad, muchos de los que ven el aura son sinestésicos, ambas condiciones pueden ser aprendidas, estados alterados de conciencia pueden influenciarlos y ambos fenómenos son experiencias emocionales. Esto hace muy probable que al ver el aura, lo único que está pasado es que estamos siendo sujetos del fenómeno de la sinestesia (Ward, 2004).
Otras investigaciones (Duerden, 2004) han propuesto que los que dicen ver el aura, solo están mal interpretando ciertos fenómenos de la visión normal. Por ejemplo, el efecto de la visión de colores complementarios, el cual resulta de un “agotamiento” temporal de las células de la retina que son sensibles al color; fenómeno que se presenta sobre todo cuando uno mira fijamente un objeto, digamos en este caso, una persona que aparece oscura al estar parada frente a un fondo brillante; en este caso se activa otro mecanismo visual, la amplificación del contraste, que está presente en el sistema de visión humano y permite una eficiente detección de bordes.
No todos están de acuerdo con estas interpretaciones. Un grupo de investigadores españoles realizó un estudio en el que les pedían a sinestésicos y a personas que dicen que leen el aura, que les dieran una descripción de que es lo que les pasaba al ver una serie de estímulos que ellos les presentaban (fotografías con cierta carga emocional). Lo que encontraron les permite concluir que son dos fenómenos completamente distintos. Es decir, que la sinestesia no explica la visión del aura (Milán y cols., 2012).
A pesar de ello, estos investigadores españoles afirman que aun hace falta hacer más investigaciones para encontrar cuales son las bases neurofisiológicas de la supuesta percepción de auras por partes de los creyentes de lo esotérico. Así, tarde que temprano se encontrará una explicación que satisfaga a los escépticos que no creemos que hayan energías raras emanando de las personas.

Bibliografía

Boyer, Pascal. ¿Por qué tenemos religión? Origen y evolución del pensamiento religioso. Ed. Taurus, 2001

Gervais WM, Norenzayan A. Analytic thinking promotes religious disbelief. Science. 2012 Apr 27;336(6080):493-6

Ward, J. (2004). Emotionally mediated synaesthesia. Cognitive Neuropsychology, 21(7), 761–772.

Duerden, T. (2004b). An aura of confusion: seeing auras–vital energy or human physiology? Part 1 of a three part series. Complementary Therapies in Nursing and Midwifery, 10(1), 22–29.

Milán EG, Iborra O, Hochel M, Rodríguez Artacho MA, Delgado-Pastor LC, Salazar E, González-Hernández A. Auras in mysticism and synaesthesia: a comparison. Conscious Cogn. 2012 Mar;21(1):258-68. 


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miércoles, 13 de junio de 2012

POSEIDO POR LAS POSECIONES


LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Poseídos por las posesiones

Todos sabemos que vender y comprar es un proceso impregnado de cuestiones subjetivas. Una de estas cuestiones se le conoce como “Efecto de dotación”.
En un estudio clásico del tema (Kahneman y cols., 1990) se les asignó a un grupo de personas, de forma aleatoria, a cada uno una tasa o una pluma que eran del mismo precio. Después de habérselos dado se les dijo que si querían podían intercambiar los regalos entre ellos. Y se encontraron que pocas personas estuvieron dispuestas a cambiar lo que le habían dado. Se habían prendado de las cosas que tenían y juzgaban como más valiosas comparadas con las que podían obtener a cambio.
Es por eso que, si vamos a vender un carro (sobre todo si ha sido nuestro primer carro), lo primero que hacemos, antes de ponerle siquiera el letrero de “Se vende”, es pensar en todas las cosas que vivimos con él: un viaje a Mazatlán, las vueltas que nos dimos con nuestros amigos después de salir del billar a deshoras de la madrugada.
Una segunda razón de por qué sobrevaloramos las cosas que poseemos, es que prestamos más atención a lo que podemos perder que a lo que podemos ganar (Carmón y Ariely, 2000). Así, a la hora de ponerle precio al vocho que nos acompañó durante nuestra juventud, nos centramos en el carro viejo que vamos a perder y nos fijamos mucho menos en el dinero que vamos a ganar.
Una tercera razón es que suponemos que los demás verán la transacción desde la misma perspectiva que nosotros. Esperamos que el comprador del vocho comparta nuestros sentimientos y recuerdos; cuando más bien se va a fijar en lo chueco que está el carro por un golpe que le dimos.
Otra peculiaridad que tienen las cosas que poseemos, es que más nos “enamoramos” de ellas cuanto más trabajo se ha puesto en ella. Por ejemplo, yo estoy trabajando sobre un escritorio que compre para ser armado y, debo de confesar, que me da cierto orgullo decirlo. Se puede de hecho enunciar una “ley” que iría más o menos así: el orgullo de la propiedad es inversamente proporcional a la facilidad con la que uno ha montado el objeto.
Una característica más, y que yo considero la más curiosa, es que podemos experimentar todos los anteriores efectos de propiedad con objetos que ni siquiera son nuestros; se da simplemente por imaginarnos que podrían ser nuestros (Heyman y cols., 2004).
Esta es probablemente la razón por la cual en las subastas hay continuamente una espiral ascendente de pujas. Es probable que, cuanto más tiempo se prolongue la subasta, mayor es la influencia que ejerce la propiedad virtual en los participantes y mayor la cantidad de dinero que se gastan.
Hay experimentos que confirman esta suposición. Se observó que los participantes que hacían las pujas más altas y durante los períodos de tiempo más largos, eran los que  acababan experimentando los sentimientos más fuertes de propiedad virtual. Se encontraban en una situación vulnerable: una vez que se concebían a sí mismos como propietarios, se veían impulsados a evitar perder su posición pujando más y más.
La propiedad virtual es el origen de la publicidad. Cada vez que vemos un anuncio de un carro precioso dando vueltas por un camino entre árboles, nos imaginamos que somos nosotros quienes van conduciendo el automóvil; vemos una casa y ya nos sentimos que la estamos habitando; o vemos un catálogo de zapatos y luego luego nos sentimos calzando unos bonitos tenis para jugar básquet-bol.
Una trampa más en la que solemos caer como consumidores son las promociones de “prueba” (Thaler, 1980). Si se tiene contratado un paquete básico de televisión por cable y nos dan a probar el paquete súperdigital, ya nos va a ser difícil renunciar a él. Lo sentimos como nuestro y si volvemos al paquete básico sentiremos que hemos perdido un montón de canales y no nos acostumbraremos fácilmente a esta versión más sencilla.
Así es como funcionan las garantías y la frase de esa famosa tienda departamental “su completa satisfacción o la devolución de su dinero”. Las garantías nos hacen que nos decidamos a comprar un sillón. Pero una vez que lo tengamos en la casa y lo sintamos como posesión nuestra, entonces empezaremos a ver su devolución como una pérdida. Lo que empezó siendo un “caliz” terminó siendo la compra.
Para acabar de hacer las cosas más interesantes, este efecto de propiedad no se limita a las cosas materiales. También nos apropiamos de las ideas (políticas, por ejemplo) y las amamos más de lo que deberíamos. No podemos soportar perderla y nos quedamos con una ideología rígida e inflexible.
La solución obvia a este problema consistiría en que pudiéramos ser capaces de comprar y vender como si no fuéramos nosotros mismos los que estamos haciendo la transacción comercial. Es poner distancia entre uno y el artículo que nos interesa.

Bibliografía

Daniel Kahneman, Jack L. Knetsch and Richard H. Thaler. Experimental Tests of the Endowment Effect and the Coase Theorem. Journal of Political Economy. Vol. 98, No. 6 (Dec., 1990), pp. 1325-1348

Ziv Carmon and Dan Ariely (2000), “Focusing on the Forgone: How Value Can Appear So Different to Buyers and Sellers.” Journal of Consumer Research, Vol. 27, No. 3: 360-370.

James Heyman, Yesim Orhun and Dan Ariely (2004), “Auction Fever: The Effect of Opponents and Quasi-Endowment on Product Valuations.” Journal of Interactive Marketing, Vol. 18, No.4: 4–21.

Richard THALER. TOWARD A POSITIVE THEORY OF CONSUMER CHOICE. Journal of Economic Behavior and Organization l (1980) 3960.


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