jueves, 27 de septiembre de 2012

HORMONAS Y ORIENTACIÓN SEXUAL



LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Teoría neurohormonal de la orientación sexual
Todos, o casi todos, tenemos interés en el sexo. Yo en lo particular, además de la obvia razón de que el sexo es divertido, me parece un tema interesante porque es una forma muy clara en la que podemos ver cómo es que somos producto de la evolución.
Desde este punto de vista, muchas de nuestras características físicas y psicológicas con respecto al sexo tienen que ver con la habilidad de buscar pareja y reproducirnos. Y es desde este punto de vista que se vuelve un poco complicado explicar la presencia de la homosexualidad como un producto de la evolución ya que es obvio que los homosexuales no se reproducen.
¿Cómo es que podemos explicar la homosexualidad desde un punto de vista biológico y por lo tanto evolutivo?

El caso de los animales
La explicación pasa por entender antes unos fenómenos curiosos que ocurren tanto en humanos como animales. Comencemos antes con estos últimos.
Hay unas vacas, a las que se les conoce como freemartins, que es la gemela de un macho, cuya carga genética es de hembra pero que tiene genitales masculinizados. Al parecer esto es resultado de que la testosterona del macho le llegó por intercambio sanguíneo y se ha encontrado que hay una correlación entre la exposición fetal a niveles elevados de testosterona y una masculinización de la apariencia y la conducta sexual de la vaca.
Lo mismo pasa en las hembras de ratones. Como sabemos, estos animales tienen camadas de varios ratones; durante la gestación suele haber una combinación de hembras y machos y a veces ocurre que una hembra está rodeada de machos y recibe mayores cantidades de testosterona que las hembras que están rodeadas por otras hembras. Si es ese el caso, estas ratas hembras tienen comportamientos y características físicas masculinizadas, como por ejemplo marcan su territorio, son agresivas, tienen ciclos irregulares de estro, son poco atractivas para los machos y son poco eficientes en el apareo. Lo más interesante de todo, es que si es el caso de que un macho este rodeado de hembras se da el proceso inverso y ahora lo que pasa es una feminización de este macho porque recibió poca testosterona durante su desarrollo.
Es el mismo caso de la hiena moteada, quien durante la gestación libera mucha androstenediona (un precursor de la testosterona) la cual masculiniza a sus hembras; ellas son agresivas, les gustan los juegos rudos, montan y hacen movimientos pélvicos, tienen genitales externos masculinizados y siempre determina cuando es que va a haber apareo (las hienas y los humanos son los dos únicos casos en los que se da esta condición).
Un último ejemplo son los borregos. 8 de cada 10 de estos animales están orientados sexualmente a otros borregos machos y se especula que tienen poca exposición a los andrógenos durante un periodo crítico para la determinación de su orientación sexual.

El caso de los humanos
En nosotros los seres humanos, al parecer rige el mismo mecanismo: el exceso y la ausencia de los andrógenos masculiniza o feminiza a los sujetos. Por ejemplo, hay una enfermedad cuyo nombre es insensibilidad a los andrógenos en la cual un feto masculino no se desarrolla como hombre porque las células de su cuerpo no pueden trabajar con la testosterona; por ello, al nacer y al crecer, se ven y actúan como mujeres, se sienten mujeres y les gustan los hombres.
Otra enfermedad se da por la deficiencia de la 5-alfa-reductasa; esta sustancia, junto con otras dos (el factor determinante de testículos y la hormona inhibitoria mülleriana) hacen que se cambie de mujer, que es la condición por la que de faul todos nacemos, ha hombres; particularmente es necesaria para el desarrollo de los genitales externos; así, al nacer parecen mujeres, pero en la pubertad cambian a ser hombres.
En el caso de la hiperplasia adrenal congénita, hay un aumento de la testosterona durante la gestación, lo cual causa la masculinización de las mujeres en sus genitales, sus conductas y su orientación sexual. Por el lado contrario, el síndrome de Turner, son mujeres que nacen solo con uno de los cromosomas X, por eso crecen sin ovarios y sin hormonas gonadales; estas hormonas producen predominantemente estrógeno y un poquitito de testosterona; es por ello que estos sujetos están hiperfeminizados (por la ausencia de esa poca testosterona) y suelen estar muy interesados en las cosas de mujeres durante toda la niñez y la adolescencia (por ejemplo tienen constantes fantasías de casarse) y cognitivamente son sobresalientes en el lenguaje y se desempeñan muy mal en tareas espaciales (como se supone que las mujeres se comportan).

Teoría neurohormonal
Teniendo en cuenta estos antecedentes, los investigadores Lee Ellis y M. Ashley Annes, el primero del departamento de sociología de la Universidad Estatal de Dakota del Norte y la segunda de la Universidad de Indiana publicaron en 1987 en el Bolletín Psicológico un artículo llamado “Funcionamiento neurohormonal y orientación sexual: una teoría de la homosexualidad y la heterosexualidad”.
Ellos propusieron que la presencia o ausencia de las hormonas es la que realiza la determinación del sexo, las conductas típicas asociadas a cada sexo y la orientación sexual. Específicamente dice que hay un periodo de tiempo que va desde la semana 6 hasta finales del quinto mes, en que si un embrión tiene carga genética de hombre (XY) y recibe la influencia de las hormonas masculinas va terminar siendo un hombre; pero si es el caso de que el embrión tenga carga genética femenina (XX) y recibe en ese tiempo mucha testosterona se va a masculinizar incluyendo en eso que su orientación sexual va a ser hacia las mujeres.
En el caso contrario de que no haya presencia de hormonas tendríamos un proceso de feminización. Si un embrión con genes de hombre no tiene la influencia de la testosterona entonces va a feminizarse y si tiene genes de mujer va a ser mujer en todas sus acepciones.
Lo interesante de esta teoría es que de ella se derivan una serie de predicciones lógicas que, desde 1987 a la fecha, se han ido cumpliendo en términos generales. Esas predicciones son: los homosexuales deben tener conductas asociadas al sexo opuesto, es heredable, debe haber diferencias morfológicas y funcionales entre los homo y los heterosexuales, cambiar la orientación es difícil y la homosexualidad es un evento que se da sobre todo en hombres. Muy sucintamente veamos que es lo que se ha investigado.
Hay evidencia de que la homosexualidad humana tiene componentes genéticos por los estudios realizados con gemelos; al parecer la homosexualidad se da sobre todo en ciertas familias ya que quienes son homosexuales tienen más familiares homosexuales que los heterosexuales; pero quizás lo más sorprendente de todo es que al parecer esta implicado el cromosoma X y eso indica que la homosexualidad es heredada más por la mamá que por el papá.
El comportamiento de los homosexuales tiende a ser el contrario a la conducta típica de su sexo cromosómico; los hombres actúan como mujeres y las mujeres como hombres; un estudio publicado en 1995 dice que 80% de los niños con este tipo de conducta fueron evaluados posteriormente como bisexuales u homosexuales (Bailey y Zuker, 1995). Tanto hombres como mujeres homosexuales tienden a tener más conductas trans-género en la infancia, pero esto es más prominente en los hombres (51%) que en las mujeres (6%).
Los hombres heterosexuales suelen ser más altos y pesados que las mujeres heterosexuales. A esto se le conoce como dimorfismo sexual. La hipótesis dice que los homosexuales hombres van a tender a ser más chicos y con menos peso, mientras que las mujeres homosexuales van a ser más altas y con mayor peso que las mujeres heterosexuales. Y eso se ha comprobado, en términos generales en medidas tales como el largo de los huesos, tamaño de los dedos, las huellas dactilares, la proporción cintura cadera y el inicio de la pubertad. En donde las cosas están raras, es en el tamaño del pene: para sorpresa de todo el mundo los homosexuales suelen tenerlo más grande y esto lo han tratado de explicar como un proceso de hipermasculinización derivado no por la falta sino por el exceso de testosterona en un momento y un lugar específico del desarrollo embrionario.
En general, los hombres son buenos para orientarse en el espacio, mientras que las mujeres son muy buenas hablando. Los homosexuales de uno y de otro sexo tienden a tener las habilidades del sexo contrario, de tal manera que los hombres homosexuales se desempeñan igual de mal en pruebas de rotación espacial e igual de bien en las pruebas de fluencia verbal, muy parecido a como se desempeñan las mujeres heterosexuales.
Por último, hay áreas cerebrales que son diferentes entre hombres y mujeres y que se ha encontrado que se feminizan en los hombres homosexuales y se masculinizan en las mujeres homosexuales: el núcleo intersticial del hipotálamo anterior, el núcleo supraquiasmático y la comisura anterior.
Como conclusión me gustaría recordar que la homosexualidad se ha eliminado de todos las clasificaciones de trastornos mentales del mundo y se le concibe como una forma sana de expresión de nuestra sexualidad. En general debemos pensar que el sexo en los seres humanos no es prioritariamente un asunto reproductivo, sino más bien divertido. Si suponemos que vivimos hasta los 75 años y desde los 15 estamos teniendo orgasmos, eso nos daría una media de dos por semana; de esos orgasmos, la mitad de ellos se dan en las mujeres cuando son completamente incapaces de reproducirse, que es en la menopausia; y si tenemos en cuenta además que cuando mucho pueden llegar a tener un hijo por cada año de vida reproductiva (lo que nos daría unos 30 hijos por mujer) entonces nos damos cuenta claramente que estamos diseñados por evolución para tener sexo, no para reproducirnos, sino para disfrutarlo.

Bibliografía

Ellis, L. & Ames, M.A. (1987). Neurohormonal functioning and sexual orientation: A theory of homosexuality-heterosexuality. Psychological Bulletin, 101(2), 233-258.

Bailey, J.M.&Zucker, K.J. (1995). Childhood sex-typed behavior and sexual orientation: A conceptual analysis and quantitative review. Developmental Psychology, 31(1), 43-55.

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martes, 18 de septiembre de 2012

INTERNET ESTA CAMBIANDO NUESTRO CEREBRO

LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

¿Qué le está haciendo internet a nuestro cerebro?
Estamos frente a un fenómeno relativamente nuevo. Solamente a aquellos que tienen menos de 20 años les tocó tener televisión de 24 horas al día, internet y celulares. Muchos de ellos raramente entran a una librería o a una biblioteca y ya no consultan las tradicionales enciclopedias, sino que buscan la información por Google.
En la casa de mis padres todavía esta una enciclopedia de color rojo con la que crecí; la recuerdo de siempre en la parte de abajo del librero de madera de la sala; esa enciclopedia fue mi fuente de información durante mucho tiempo (debo de confesar que también lo fueron los libros del Readers Digest que también compraba mi papá). Con esa enciclopedia respondí la mayor parte de las preguntas que me hice de chico hasta la preparatoria.
Un estudio del 2007 de la Universidad de Texas en Austin, encontró que de 1,000 niños, 75% veían televisión o bien veían películas en DVD por un total de una hora y 20 minutos al día; además, muchos de estos niños se pasaban unos 50 minutos adicionales frente a la computadora.
Por su parte, la fundación familiar Kaiser realizó un estudio en que reportó que lo que hacen los niños entre 8 y 18 años es más bien pasivo (ver la tele u oír música), mientras que a jugar video juegos o usar la computadora le dedican menos tiempo (una hora solamente, comparados con dos de ver la tele).
En este momento, en mi casa, no tengo una enciclopedia. Me basta entrar a internet para enterarme y saber de cualquier cosa. Incluso, la mayor parte de lo que voy a escribir en este escrito, va a estar basado en textos e información buscada, bajada y leída en internet.

Superficiales
Pero no todo lo que les voy a platicar está basado en información virtual; sigo leyendo libros, la mayoría de ellos comprados y algunos otros regalados. Uno de estos libros regalados se llama “The Shallows. What the intertnet is doing to our brains”, del escritor Nicholas Carr.
Carr en ese libro nos recuerda una anécdota muy conocida sobre la desconfianza de Platón hacía la escritura; para él una persona que leía y escribía dejaba de ejercer su memoria, algo que el filósofo consideraba muy importante. Y de la misma manera en que nuestra mente se modificó con la adopción de la lectura y la escritura, nuestra mente se está modificando con el uso de internet.
El primer estudio que mostró que nuestro cerebro cambia en respuesta al uso de internet se publicó en el 2008 (Small y cols., 2008); en esa investigación se trabajó con voluntarios expertos y novatos en navegar en internet para realizarles una resonancia magnética mientras estaban buscando información en Google; lo que se encontró fue que los expertos en la utilización de internet habían tenido una activación cerebral más amplia que los neófitos, pero particularmente se les había activado una región cerebral conocida como corteza prefrontal dorsolateral del hemisferio izquierdo, una región que poco o nada se había activado en los que no eran expertos en la navegación en internet. Para hacer más interesantes las cosas, los investigadores les pidieron a los dos mismos grupos de sujetos que leyeran un libro mientras les volvían a escanear el cerebro y no hallaron diferencias significativas en la activación cerebral entre ellos.
Y la investigación no terminó ahí; seis días después volvieron a repetir todo el experimento, pero en ese tiempo se les pidió a los novicios en el uso de internet, que se estuvieran entrenando en su uso; el nuevo escaneo mostró que ahora sí, la región dorsolateral se estaba activando casi de la misma manera en que lo hizo el cerebro de los expertos. Es decir, con tan solo unos días de práctica, sus cerebros se igualaron. La conclusión es que a la larga nuestro cerebro se modifica por el uso intenso de internet.
Un aspecto que los mismos investigadores destacaron de su trabajo fue que cuando la gente busca información en la red exhiben un patrón de actividad cerebral diferente de cuando están leyendo un libro; al leer un libro se activan regiones cerebrales que están involucradas con el lenguaje, mientras que al buscar información se utilizan partes del cerebro asociadas a la toma de decisiones y la solución de problemas (las llamadas regiones prefrontales).
Esta es la explicación de un fenómeno que parece ser ubicuo en internet: la dificultad de mantener la concentración al estar trabajando en línea. Desde finales de los años 80 se ha realizado investigaciones para comparar la comprensión de los lectores de textos en línea e impresos y se ha encontrado que los lectores de hipertextos frecuentemente no son capaces de recordar si había leído un escrito o no. En general se ha encontrado que los que leen textos lineares comprenden, recuerdan y aprenden más que los lectores de hipertextos.
Por ejemplo, en un estudio se les pidió a setenta personas que leyeran una misma historia en dos versiones: a una parte se les presentó como hipertexto y a la otra en una impresión linear tradicional; quienes lo leyeron en la versión de hipertexto, tomaron más tiempo para terminar su lectura, reportaron más confusión e incertidumbre acerca de lo leído, tres cuartos dijeron que habían tenido dificultades para seguir la lectura (comparado con un cuarto de los otros), sus comentarios sobre la historia y sus imaginería mental fue menos detallada y precisa que aquellos que leyeron los textos tradicionales (Mial y Dobson, 2001).
En otro experimento, se les dio a leer a un grupo de personas dos artículos que describían teorías opuestas sobre el aprendizaje (uno decía que el conocimiento es objetivo y el otro que es relativo); los dos artículos tenían la misma tipografía y tenían ligas que los unían entre sí; la hipótesis de los investigadores era que aquellos que usaran las ligas deberían tener un conocimiento más profundo del tema; pero para su sorpresa se encontraron lo contrario, aquellos que leyeron los mismos textos en forma linear puntearon más alto en sus niveles de comprensión (Niederhauser y cols., 2000).
Se ha establecido incluso que a más ligas tenga el hipertexto menos comprensión se genera por su lectura (Zhu, 1999). La explicación de este fenómeno es que las ligas de los hipertextos generan un incremento en la demanda cognitiva que excede la capacidad de la memoria de trabajo de los lectores (DeStefano y LeFevre, 2007). El mismo fenómeno sucede con las páginas hipermedia (la que combina textos y tecnología multimedia), los que únicamente leyeron reportaron están más interesados, entendieron más y disfrutaron más la lectura que los usuarios de multimedia (Rockwell y Singleton, 2007).
Al utilizar cámaras que rastrean el movimiento de los ojos se encontró que los lectores de textos hipermedia no los mueven como los lectores de textos lineares, los cuales mueven los ojos más o menos siguiendo las líneas de las que consta un escrito; en vez de ello, mueven los ojos y saltan partes muy grandes de la pantalla siguiendo la forma de la letra F; además, conforme va aumentando el número de palabras de las que consta el texto menos tiempo le dedican a la lectura y más al rastreo de información (Nielsen, 2006).
Estas ideas fueron confirmadas por Zimming Liu, quien en el 2005 publicó un artículo en el que les pregunta a personas bien educadas (científicos, ingenieros, maestros, etc.) cómo habían cambiado sus hábitos de lectura en los últimos 10 años. Ellos decían que se la pasaban más escaneando información y pasando de página en página que leyendo realmente; es decir, estaban realizando una lectura no lineal en la que buscaban información sobre muchos tópicos, pero de manera superficial; en la conclusión de Liu los hipertextos distraen de leer y pensar profundamente (Liu, 2005).
Debemos advertir que el problema no es leer de manera salteada la información, ya que esa es la forma habitual de leer el periódico; el problema es que esa se vuelva en nuestra forma dominante o única forma de leer. Así que aquí tenemos un primer punto para figurarnos cómo es que tiene que ser el uso de internet en el futuro.

Las compensaciones
No todo es color negro. Hay sus compensaciones por el uso de internet. El repetidamente estar evaluando ligas, títulos e imágenes lleva a distinguir si la información que se nos presenta tiene beneficios prácticos para la meta que estamos persiguiendo. Un estudio británico sobre la manera en que se busca información médica indica que la velocidad en la que se evalúa el valor de una página web se incrementa conforme se gana familiaridad con la red (Sillence y cols., 2007).
O bien en un estudio publicado a inicios del 2009, Patricia Greenfield, realizó una revisión de diferentes investigaciones sobre la relación entre la inteligencia y la habilidad de las personas para aprender y los diferentes tipos de medios. Lo que encontró es que el uso intensivo de la red trajo aparejado un incremento en las habilidades espaciales, como rotar objetos en nuestra mente. Su conclusión es que internet nos hace más inteligentes, solo dentro de los estándares que la misma red promueve; si concebimos a la lectura como el “skimming” (búsqueda de ideas principales de un texto) o como “scanning” (lectura rápida de información que uno desea), entonces sí, nos hace más inteligentes.
Hay otras habilidades cognitivas que se desarrollan, como son la visión periférica (habilidad para ver cosas que están fuera de nuestro centro de atención), la capacidad de examinar grandes cantidades de información rápidamente y decidir que es importante y que no. Por ejemplo, de acuerdo a la psicóloga cognitiva Pam Briggs de la Universidad de Northumbria en Inglaterra, los que navegan por la red en la búsqueda de datos sobre algún problema de salud, duran unos dos segundos en un sitio en particular para después moverse al siguiente, hasta que encuentran un lugar con la información que necesitaban (Sillence, E. y cols., 2007).
Al parecer también se incrementa nuestra capacidad para realizar diferentes tareas al mismo tiempo, esto de acuerdo a Paul Kearney de la Unitec de Nueva Zelanda, quien reportó que algunos juegos de computadora pueden mejorar nuestra habilidad para hacer varias cosas al mismo tiempo (Kearney,  2007).
En un estudio del 2010 (Tun y Lachman, 2010) evaluaron a una gran cantidad de personas (2671) en edades que oscilaron entre los 32 y los 84 años de edad para aplicarles dos mediciones de su cognición: una que es una prueba adaptada para ser aplicada por teléfono (mide la memoria de trabajo, la episódica, razonamiento y la velocidad de procesamiento) y una prueba que mide las funciones ejecutivas (que son aquellas que nos permiten regular nuestra conducta) y encontraron que un mayor uso de la computadora (para actividades como escribir correo electrónico o búsquedas por internet) estaba asociado con un mejor desempeño cognitivo, después de haber descartado otras variables que podrían haber influido en el mejor desempeño en estas pruebas, como son su edad, sexo, educación y salud. Pero sobre todo, este efecto benéfico lo encontraron en aquellos que tenían bajas habilidades intelectuales.  
Otro grupo que parece beneficiarse del uso de la computadora, son los adultos mayores. En una muy reciente publicación académicos de la Escuela de Psiquiatría y Neurociencias Clínicas de la Universidad del Oeste de Australia, se estudió a 5506 adultos mayores cuyas edades oscilaban entre los 69 y los 87 años de edad, durante un periodo de tiempo de ocho años y medio para ver que tanto usaban la computadora (no solo del uso de procesadores de texto y videojuegos, sino también midieron que tanto usaban el correo electrónico y realizaban búsquedas por internet) y encontraron que aquellos que usaban la computadora tenían menos riesgo de recibir un diagnóstico de demencia (Almeida y cols., 2012).

Hacía donde va internet
En resumen, unos estudios nos dicen que el uso de internet modifica nuestro cerebro para hacernos más capaces de buscar y encontrar información a costa de tener problemas de concentración, de comprender menos (en una relación proporcional de entre más hipertextos menos comprensión), dedicarle poco tiempo a la lectura de los documentos y solo mover los ojos por encima del texto para encontrar la información que se busca, pero sin asimilarla, haciendo solo una lectura superficial.
Por otro lado, también hay otras investigaciones que señalan que el uso continuado de internet mejora nuestra habilidad de evaluar el valor de las páginas para ver si tiene la información que nos interesa, aumenta nuestra capacidad de examinar grandes cantidades de información e incrementa la habilidad de realizar varias cosas al mismo tiempo; y también se ha visto que mejora nuestro desempeño cognitivo general (en cosas que van desde la memoria y la visión periférica, hasta el razonamiento).
Para subsanar los problemas asociados a internet se deben de modificar entonces las páginas para que no se presente el fenómeno de la saturación de la memoria de trabajo; si se sabe que poner mucha información y llenarla de hipervínculos en una página distrae y redunda en una búsqueda superficial de información, entonces se debe de eliminar esa recarga; esto lo creo especialmente importante si estamos hablando de una página con fines educativos o académicos.
Faltaría hacer mucha más investigación en esta área, porque la utilización de internet como un espacio para la educación se está incrementando. La tecnología de comunicación por internet puede ser personal o grupal y posibilita que un profesor pueda transmitir información a todo un grupo o una parte de este y hacer el seguimiento con facilidad de las aportaciones de cada uno de los involucrados. Permite la organización del curso al delimitar a quien va destinado un curso, además de que el profesor puede compartir materiales de acuerdo a las necesidades y situaciones de cada uno de los alumnos. Estas tecnologías pretenden propiciar espacios para la discusión y generar en los alumnos habilidades para la argumentación. Estas y otras cosas más, están ya utilizándose y no se sabe bien hasta que punto impactan, para bien o para mal, en los alumnos (Ponce y cols., 2010).
Por otro lado, se ha observado que el uso de la computadora está asociado a mayores niveles de educación e ingresos; y dentro de esos grupos desprotegidos, se ha encontrado que el uso de la computadora es mayor por parte de las mujeres que de los hombres (y al revés en los grupos más acomodados, ahí son los hombres los que más intensivamente la usan). Además, se ha encontrado que la disparidad en las puntuaciones cognitivas entre los usuarios regulares de internet y los no usuarios, es mayor para los hombres que para las mujeres (Tun y Lachman, 2010). Todos estos datos nos señalan a los hombres pobres como un grupo de preocupación en el sentido de que en ellos existe una correlación entre poco uso de la tecnología y pobre funcionamiento cognitivo.
Saber que causa que, es difícil; no sabemos con seguridad si los más inteligentes usan más la computadora o si por el uso de la computadora se hacen más inteligentes. Pero varios de los datos aquí presentados avalarían la idea de que la actividad frente a la computadora sería especialmente importante para aquellos que están en desventaja cognitiva.
Un paso para esclarecer esta cuestión, es especificar qué aspectos del uso de la computadora tienen una fuerte relación con aspectos particulares del desempeño cognitivo. Si el uso de la computadora demanda del usuario la realización de múltiples tareas al mismo tiempo, cambiar la atención de un lado a otro e integrar habilidades motoras, sensoriales y cognitivas, uno podría especular que todos estas actividades podrían generar y mantener un buen funcionamiento cognitivo; y las implicaciones que esto tiene en la educación y la salud son muy importantes.

Bibliografía

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Small, G. W., Moody, T. D., Siddarth, P. y Bookheimer, S. Y. Your Brain on google: Patterns of cerebral activation during internet searching. American Journal of geriatric psychiatry, 17, no. 2 (February 2009): 116-26

Miall, David S. y Dobson, Teresa. Reading hypertex and the experience of literature. Journal of digital information, 2, no. 1 (august 13, 2001).

Nierderhauser, D. S., Reynolds, R. E., Salmen, D. J. y Skolmoski, P. The influencie of cognitive load on learning fron hypertext. Journal of education computing research. 23, no. 3 (2000): 237-55

Zhu, Erping. Hypermedia interface desing: The effects of number of links and granulity of nodes. Journal of educational multimedia and hypermedia, 8, no. 3 (1999): 331-58

DeStefano, Diana y LeFevre, Jo-Anne. Cognitive load in hypertext Reading: a review. Computers in human behavior, 23, no. 3 (may 2007): 1616-41

Rockwell, Steven C. y Singleton, Loy A. The effect of the modality of presentation of streaming multimedia on information acquisition. Media psychology, 9 (2007): 179-91

Nielse, Jacob. F-Shape pattern for reading web content. Alertbox, april 17, 2006

Liu, Zimming. Reading behavior in the digital enviroment. Journal of documentation, 61, no. 6 (2005): 700-712

Sillence, Elizabet, Briggs, Pam, Harris, Peter Richard y Fishwick, Lesley. How do patients evaluate and make use of online health information. Social science and medicine, 64, no. 9 (may 2007): 1853:62

Greenfield, Patricia. Tecnology and informal education. What in taught, what in learned. Science, 323, no. 5910 (January 2, 2009): 69-71

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Paul Kearney. Cognitive assessment of game-based learning. British Journal of Educational Technology. Volume 38, Issue 3, pages 529–531, May 2007

Tun PA, Lachman ME. The association between computer use and cognition across adulthood: use it so you won't lose it? Psychol Aging. 2010 Sep;25(3):560-8

Almeida OP, Yeap BB, Alfonso H, Hankey GJ, Flicker L, Norman PE. Older men who use computers have lower risk of dementia. PLoS One. 2012;7(8):e44239

Ponce Rojo, Antonio; Hernández Contreras, Jorge; Moreno Badajós, Pedro y Martínez Borrayo, Juan Gerardo. Universidad 2.0: el uso de las herramientas más comunes de la nueva generación de internet social en la educación presencial universitaria en México. Diálogos sobre educación. Año 1, no. 1, 2 y 3, Julio-diciembre 2009, enero-junio 2010, julio-diciembre 2010. Disponible en: http://www.revistadialogos.cucsh.udg.mx/index.php


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SEXUALIDAD Y PUBERTAD

LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Sexualidad y pubertad
La sexualidad aparece desde que las personas nacemos; pero para la mayor parte de la gente esta comienza en la pubertad, cuando las hormonas y la historia personal confluyen en un proceso que pone en marcha la transformación de los niños en hombres y mujeres.

Menarquía
En las mujeres el anuncio claro del inicio de la pubertad es la menarquía o primera menstruación que no significa necesariamente primera ovulación, ya que en realidad la mayoría de las chicas no ovulan con la menarquia y pueden llegar a pasar hasta dos años antes de que la ovulación se regularice.
Unas de las cosas extrañas que ha estado pasando en las últimas décadas es que la edad de la menarquia ha ido disminuyendo, ya que en los últimos cincuenta años se ha pasado de los 17 a los 12 años de edad (Chumela y cols., 2003).
Esto ha llamado la atención de los investigadores y se han propuesto tres teorías para explicarla: la primera se le conoce como la teoría de la aceleración psicosocial y establece que la causa fundamental es el aumento del estrés; de hecho algunas investigaciones han encontrado una relación entre el estrés y una menarquía más temprana (3). Otra teoría afirma que pasar menos tiempo con nuestro padre biológico y más con hombres que no son parientes  desencadena la menarquía (4), ya que para una mujer las señales olfativas de otros hombres le indican que es hora de que empiece a buscar pareja.
Una última teoría vincula la menarquía con la obesidad infantil. Un estudio de la Universidad de Michigan siguió a 354 niñas de los tres a los doce años y observó un claro vínculo entre sobrepeso y pubertad temprana (5). Otro estudio indica que la grasa en sí no es la culpable, sino la ubicación de la grasa; en la opinión de ellos tiene que estar en la cadera y los muslos para aumentar la probabilidad de menarquía temprana (6).

Características sexuales secundarias
La mayor manifestación de la pubertad es el desarrollo de las características sexuales secundarias. En el caso de las mujeres crecen las mamas, se redondea la cadera y aparece el vello púbico.
Los pechos femeninos cumplen dos funciones: uno sexual y otro de crianza. Con respecto a la crianza su función primaria es producir leche cuyo contenido cambia con la edad del bebé. En términos sexuales, la anatomía y forma de los pechos son señales visuales de la fecundidad potencial de la mujer, de modo que cualquier cosas que los realce va a hacer que la mujer sea más atractiva.
Por ejemplo el tamaño de la aureola varía de mujer en mujer, pero en general es una especie de ilusión óptica que crea el efecto de unos pechos más grandes. En otras épocas, cuando era más opcional vestirse y era más aceptada la poligamia, una aureola más grande y oscura era una insignia de fecundidad para los mirones interesados. Además, al parecer, el tamaño de los pechos va en aumento; un estudio británico indica que en tan solo 10 años se ha observado un aumento notable en las tallas de las mujeres (10).
Una característica particular de los pechos femeninos humanos es que somos la única especie en la que crecen durante la pubertad y permanecen así toda la vida (9); parte de la respuesta tiene que ver con el tejido adiposo que le da su redondez a las mamas: las reservas de grasa están ahí para que, cuando escasea la comida una mujer potencialmente embarazada o lactante cuente con energía suficiente; pero también funcionaría como una señal para quien pueda estar interesado, en el sentido de que manda el mensaje de que las mujer tiene la grasa necesaria para sobrellevar el embarazo y la lactancia.
Curiosamente, los hombres también tienen glándulas mamarias, pueden por lo tanto padecer cáncer de mama y, cuando están en un periodo grave de inanición, se presenta el fenómeno de la lactancia masculina. Se cree que la hambruna puede activar la secreción de prolactina de la adenohipófisis que hace que las glándulas mamarias masculinas produzcan leche para alimentar a sus hijos en tiempos de hambre.
Siguiendo hablando de pezones y pechos. La norma es que tengamos dos, lo cual tiene que ver con el tamaño de la camada. Como normalmente tenemos solo un solo hijo, dos pechos son suficientes. Pero hay un 5% de probabilidades de tener otro pezón que puede nacer en casi cualquier parte del cuerpo.

Cadera/cintura
Los pechos no son lo único que cambia en el cuerpo de las niñas. Se ensancha la pelvis y la cadera y aumenta la cantidad relativa de grasa. Antes de la pubertad una niña tiene en promedio un 6% de grasa más que los niños, pero después, en la adultez, es casi un 50% más. Una vez más, el tejido adiposo es una forma de reserva energética portátil que las hembras fértiles necesitan para el embarazo y el cuidado de los hijos. Mientras que el aumento de la cadera se explicaría como un aumento necesario del tamaño del canal de parto para facilitar el alumbramiento.
Generalmente se considera atractivo una proporción de cadera/cintura que sea entre 7/10 u 8/10 (de ahí sale lo de 90/60/90 de las modelos). ¿Por qué es así? Porque las mujeres con ese tipo de cuerpo son más fértiles; una investigación publicada en 1996 encontró que hay una relación entre tener pechos grandes y una proporción cintura cadera baja tienen el nivel de la hormona estradiol un 30% más alto; y cuando es así, tiene el triple de probabilidades de quedarse embarazada (19 y 20). Otra razón que se ha propuesto (21) es que se prefieren las personas con cinturas estrechas porque son más saludables.
Por si no fuera poco, se ha encontrado que las mujeres con curvas tienen hijos más inteligentes (22). Al parecer la grasa de las caderas contiene algunos ácidos grasos específicos que se adquieren a través de la dieta de la madre y que son cruciales para el desarrollo del cerebro.

Simetría
Tener pechos grandes y una buena proporción cintura cadera es atractivo. Pero los mejor de todo es tener una buena simetría. Esa es la característica física que gana a los demás. Estudio tras estudio así lo demuestra. Cuando no se es simétrico se llama asimetría fluctuante.
Un caso particularmente relevante es el de los pechos de las mujeres y parece ser que tener pechos asimétricos afecta su salud. Un estudio del 2006 (25) encuentra una correlación significativa entre la asimetría de las mamas y el riesgo de padecer cáncer. Además, las mujeres con pechos similares parecen ser notablemente más fértiles. Así, los hombres se sienten atraídos por las mujeres con pechos simétricos, porque en realidad son más fértiles y saludables.
En el ser humano los pechos son las características sexuales secundarias más destacadas, por ser grandes. Pero, como lo sabemos por otros primates, no tienen que se así de prominentes. La razón tiene que ver con la atracción que ejercen.
En la teoría de la evolución los machos y las hembras compiten por la atracción sexual del otro sexo. Un individuo atractivo lo es por una serie de rasgos distintivos, y entre más rasgos posea más atractivo va a ser. A esto se le conoce como selección sexual. Con respecto a los pechos, se supone entonces que a pesar de su coste por los recursos y la energía que se requieren para crearlos y mantenerlos, son muy valiosos porque incrementan las posibilidades de atraer a una buena pareja.
Así pues, en el caso de los humanos, las mamas funcionan como una señal rentable de atención, una especie de indicación visual que comunica el potencial de fecundidad y de que cuenta con los recursos físicos necesarios para llevar adelante un embarazo y amamantar a un hijo.

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