martes, 18 de septiembre de 2012

SEXUALIDAD Y PUBERTAD

LECTURAS DE LA MENTE
Por Juan Gerardo Martínez Borrayo
Departamento de Neurociencias
Universidad de Guadalajara

Sexualidad y pubertad
La sexualidad aparece desde que las personas nacemos; pero para la mayor parte de la gente esta comienza en la pubertad, cuando las hormonas y la historia personal confluyen en un proceso que pone en marcha la transformación de los niños en hombres y mujeres.

Menarquía
En las mujeres el anuncio claro del inicio de la pubertad es la menarquía o primera menstruación que no significa necesariamente primera ovulación, ya que en realidad la mayoría de las chicas no ovulan con la menarquia y pueden llegar a pasar hasta dos años antes de que la ovulación se regularice.
Unas de las cosas extrañas que ha estado pasando en las últimas décadas es que la edad de la menarquia ha ido disminuyendo, ya que en los últimos cincuenta años se ha pasado de los 17 a los 12 años de edad (Chumela y cols., 2003).
Esto ha llamado la atención de los investigadores y se han propuesto tres teorías para explicarla: la primera se le conoce como la teoría de la aceleración psicosocial y establece que la causa fundamental es el aumento del estrés; de hecho algunas investigaciones han encontrado una relación entre el estrés y una menarquía más temprana (3). Otra teoría afirma que pasar menos tiempo con nuestro padre biológico y más con hombres que no son parientes  desencadena la menarquía (4), ya que para una mujer las señales olfativas de otros hombres le indican que es hora de que empiece a buscar pareja.
Una última teoría vincula la menarquía con la obesidad infantil. Un estudio de la Universidad de Michigan siguió a 354 niñas de los tres a los doce años y observó un claro vínculo entre sobrepeso y pubertad temprana (5). Otro estudio indica que la grasa en sí no es la culpable, sino la ubicación de la grasa; en la opinión de ellos tiene que estar en la cadera y los muslos para aumentar la probabilidad de menarquía temprana (6).

Características sexuales secundarias
La mayor manifestación de la pubertad es el desarrollo de las características sexuales secundarias. En el caso de las mujeres crecen las mamas, se redondea la cadera y aparece el vello púbico.
Los pechos femeninos cumplen dos funciones: uno sexual y otro de crianza. Con respecto a la crianza su función primaria es producir leche cuyo contenido cambia con la edad del bebé. En términos sexuales, la anatomía y forma de los pechos son señales visuales de la fecundidad potencial de la mujer, de modo que cualquier cosas que los realce va a hacer que la mujer sea más atractiva.
Por ejemplo el tamaño de la aureola varía de mujer en mujer, pero en general es una especie de ilusión óptica que crea el efecto de unos pechos más grandes. En otras épocas, cuando era más opcional vestirse y era más aceptada la poligamia, una aureola más grande y oscura era una insignia de fecundidad para los mirones interesados. Además, al parecer, el tamaño de los pechos va en aumento; un estudio británico indica que en tan solo 10 años se ha observado un aumento notable en las tallas de las mujeres (10).
Una característica particular de los pechos femeninos humanos es que somos la única especie en la que crecen durante la pubertad y permanecen así toda la vida (9); parte de la respuesta tiene que ver con el tejido adiposo que le da su redondez a las mamas: las reservas de grasa están ahí para que, cuando escasea la comida una mujer potencialmente embarazada o lactante cuente con energía suficiente; pero también funcionaría como una señal para quien pueda estar interesado, en el sentido de que manda el mensaje de que las mujer tiene la grasa necesaria para sobrellevar el embarazo y la lactancia.
Curiosamente, los hombres también tienen glándulas mamarias, pueden por lo tanto padecer cáncer de mama y, cuando están en un periodo grave de inanición, se presenta el fenómeno de la lactancia masculina. Se cree que la hambruna puede activar la secreción de prolactina de la adenohipófisis que hace que las glándulas mamarias masculinas produzcan leche para alimentar a sus hijos en tiempos de hambre.
Siguiendo hablando de pezones y pechos. La norma es que tengamos dos, lo cual tiene que ver con el tamaño de la camada. Como normalmente tenemos solo un solo hijo, dos pechos son suficientes. Pero hay un 5% de probabilidades de tener otro pezón que puede nacer en casi cualquier parte del cuerpo.

Cadera/cintura
Los pechos no son lo único que cambia en el cuerpo de las niñas. Se ensancha la pelvis y la cadera y aumenta la cantidad relativa de grasa. Antes de la pubertad una niña tiene en promedio un 6% de grasa más que los niños, pero después, en la adultez, es casi un 50% más. Una vez más, el tejido adiposo es una forma de reserva energética portátil que las hembras fértiles necesitan para el embarazo y el cuidado de los hijos. Mientras que el aumento de la cadera se explicaría como un aumento necesario del tamaño del canal de parto para facilitar el alumbramiento.
Generalmente se considera atractivo una proporción de cadera/cintura que sea entre 7/10 u 8/10 (de ahí sale lo de 90/60/90 de las modelos). ¿Por qué es así? Porque las mujeres con ese tipo de cuerpo son más fértiles; una investigación publicada en 1996 encontró que hay una relación entre tener pechos grandes y una proporción cintura cadera baja tienen el nivel de la hormona estradiol un 30% más alto; y cuando es así, tiene el triple de probabilidades de quedarse embarazada (19 y 20). Otra razón que se ha propuesto (21) es que se prefieren las personas con cinturas estrechas porque son más saludables.
Por si no fuera poco, se ha encontrado que las mujeres con curvas tienen hijos más inteligentes (22). Al parecer la grasa de las caderas contiene algunos ácidos grasos específicos que se adquieren a través de la dieta de la madre y que son cruciales para el desarrollo del cerebro.

Simetría
Tener pechos grandes y una buena proporción cintura cadera es atractivo. Pero los mejor de todo es tener una buena simetría. Esa es la característica física que gana a los demás. Estudio tras estudio así lo demuestra. Cuando no se es simétrico se llama asimetría fluctuante.
Un caso particularmente relevante es el de los pechos de las mujeres y parece ser que tener pechos asimétricos afecta su salud. Un estudio del 2006 (25) encuentra una correlación significativa entre la asimetría de las mamas y el riesgo de padecer cáncer. Además, las mujeres con pechos similares parecen ser notablemente más fértiles. Así, los hombres se sienten atraídos por las mujeres con pechos simétricos, porque en realidad son más fértiles y saludables.
En el ser humano los pechos son las características sexuales secundarias más destacadas, por ser grandes. Pero, como lo sabemos por otros primates, no tienen que se así de prominentes. La razón tiene que ver con la atracción que ejercen.
En la teoría de la evolución los machos y las hembras compiten por la atracción sexual del otro sexo. Un individuo atractivo lo es por una serie de rasgos distintivos, y entre más rasgos posea más atractivo va a ser. A esto se le conoce como selección sexual. Con respecto a los pechos, se supone entonces que a pesar de su coste por los recursos y la energía que se requieren para crearlos y mantenerlos, son muy valiosos porque incrementan las posibilidades de atraer a una buena pareja.
Así pues, en el caso de los humanos, las mamas funcionan como una señal rentable de atención, una especie de indicación visual que comunica el potencial de fecundidad y de que cuenta con los recursos físicos necesarios para llevar adelante un embarazo y amamantar a un hijo.

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