LECTURAS DE LA
MENTE
Por Juan Gerardo
Martínez Borrayo
Departamento de
Neurociencias
Universidad de
Guadalajara
Religioso o ateo ¿Qué es mejor?
Durante mucho tiempo se ha considerado que las
personas ateas son inmorales e indignas de confianza; en el caso particular de
los Estados Unidos, la mayoría de las personas no votaría por un candidato que
fuera ateo; a diferencia de nuestros vecinos del norte, en México, ya tuvimos a
un presidente, Ernesto Zedillo, que se declaró explícitamente ateo.
Pero las malas notas para los ateos no termina
ahí; hay muchos estudios que dicen que las personas sin creencias religiosas,
comparados contra los que sí las tienen, son menos saludables, menos felices y
que, inclusive, viven entre uno y siete años menos, dependiendo del estudio del
que estemos hablando.
Si a nivel mundial se estima que hay entre 500
y 750 millones de ateos; y que en México hay un poco más de 5 millones de
ellos, entonces estaríamos hablando de un buen porcentaje de la población que
estaría en un riesgo de salud. Pero ¿es cierto que los ateos son un grupo de
riesgo?
El diablo está en los detalles
Pues sucede que no todos los estudios han
encontrado eso. Mochon y Ariely publicaron un estudio en el 2011 en el que
hallaron que los ateos confesos son más felices que aquellos que viven su vida
con un nivel de apego mínimo a su credo religioso.
Hay otros estudios que nos pueden dar más luz
al respecto. Recientemente se realizó una encuesta sobre los niveles de
religiosidad y la felicidad a nivel mundial y se encontró que los efectos
positivos de la religión van a depender de en qué país del mundo vivas: las
personas religiosas son más felices en países muy religiosos http://www.gallup.com/poll/116449/Religion-Provides-Emotional-Boost-World-Poor.aspx.
Este dato se interpreta en el sentido de que lo que hace felices a las personas es vivir en una comunidad que
comparta sus valores; si estos son religiosos o no, no importa tanto como que
sean ideas compartidas.
De aquí se desprende que si los ateos tienen problemas de salud, no se
debe tanto a que los creyentes sean más felices porque hay un evento supernatural
que los afecte, sino porque hay un mecanismo sociológico que hace que las
personas se sientan bien por percibir un ambiente de soporte.
Comunidades
de apoyo
La idea de que es la creencia compartida lo que hace a las personas más
felices, tiene más evidencia de apoyo en otros estudios; en una serie de
encuestas realizadas en los Estados Unidos, por parte del Centro Nacional de
Opinión Pública, llevadas a cabo entre 1972 y el 2008, se encontró
consistentemente que aquellos sujetos que se describían a sí mismos como más
felices iban regularmente a misa (48% de los encuestados, comparado con el 26 %
de los que no iban a los servicios religiosos).
En el 2010 se publicó una encuesta en la que se encontró que la
variable que más importaba para predecir si las personas eran felices era
simplemente la cantidad de veces que iban a misa. Pero sobre todo encontraron
que las personas que eran más felices eran aquellas que pertenecían a grupos
religiosos y que tenían amigos más cercanos en esos grupos (Lim y cols., 2010).
Pero la religión en sí no es la importante, ya que aquellos que iban
mucho a misa pero no pertenecían a los grupos y no tenían amigos religiosos,
tenían peores puntajes en sus niveles de felicidad, comparados con aquellos que
no iban nunca a misa. Lo que hace a la religión importante para generar felicidad
es que proveen relaciones sociales, oportunidades de ser generoso y ofrece una visión del mundo coherente.
Religión
y pobreza
Quisiera hacer más énfasis en la idea de que la
religión ofrece una visión coherente del mundo.
Uno de los aspectos más curiosos de esas
encuestas Gallup citadas antes es que entre más pobre sea un país más religioso
es; en la figura 1 que acompaña a este texto se puede ver que entre más dinero
tiene un país menos importancia le dan a la religión (dato tomado de la siguiente
dirección: http://www.gallup.com/poll/142727/religiosity-highest-world-poorest-nations.aspx)
En la figura 2 se puede ver más claramente este
dato: si el ingreso per cápita es menor a 2000 dólares anuales, la religión es
importante en un 92%; pero si vives en un país que gana 25 mil dólares o más al
año entonces la importancia de la religión baja a un 42%. Estas
encuestas se realizaron en 154 países con más de 3000 personas entrevistadas.
La religión puede ser
vista como un paliativo a una vida dura de vivir por ser pobre. Si se vive en
un país en el que la existencia diaria es difícil, el nivel de satisfacción va
a bajar; pero si se es muy religioso, se va a ser más feliz que los vecinos que
son menos creyentes. Pero si se vive en un país rico donde la vida es más
fácil, tanto religiosos como no religiosos tienen el mismo nivel subjetivo de
felicidad.
Se pueden interpretar estos datos en el sentido de que la religión hace
a las personas más felices porque permite interpretar las condiciones difíciles
de la vida; le da sentido al dolor y al sufrimiento.
El ateo
feliz
Tomando en cuesta todos estos datos podríamos decir entonces que lo
peor que podría pasar es ser pobre, en un país pobre y además no tener
creencias religiosas. La solución para estas personas es formar parte de
comunidades de no creyentes, porque lo que importa es convivir con gente que
piensa lo mismo que uno.
Tomemos como ejemplo a Dinamarca, el país que menos iglesias de
cualquier credo tiene en el mundo. Ellos no necesitan ir a misa para sentirse
parte de una comunidad. Ellos, por el puro hecho de ser daneses ya se sienten
parte de una comunidad. Contribuye a ello el que sean solo 6 millones de
personas, con casi cero inmigración, con una lengua que solo ellos hablan y
mínimas desigualdades sociales.
Para ser feliz entonces no es necesario ser creyente de entidades
supernaturales. Para tener una existencia agradable es mucho más importante
convivir con quienes tienen las mismas creencias. También ayuda mucho vivir en
una sociedad cooperativa. A ver para cuando podemos lograr eso, no solo en
México, sino en todo el mundo.
Bibliografía
Mochon,
D., Norton, M.I. & Ariely, D. (2011). “Who benefits from religion?,” Social
Indicators Research, 101(1), 1-15.
Lim, Chaeyoon, Carol Ann MacGregor, and Robert
D. Putnam. "Secular and Liminal: Discovering Heterogeneity Among Religious
Nones." Journal for the Scientific Study of Religion 49.4 (December 2010):
596–618.
Comentarios
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