LECTURAS DE LA
MENTE
Por Juan Gerardo
Martínez Borrayo
Departamento de
Neurociencias
Universidad de
Guadalajara
Juicio experto
Había algo raro en esa escultura que no les
checaba a los expertos; parecía auténtica, pero aun así creían que había algo mal;
pero por más que le buscaban no encontraban que era. Se trataba de una
escultura supuestamente antigua representando a un joven que quería ser vendida
a un museo por una buena cantidad de dinero; pero justo antes de comprarla se
dieron cuenta de que era una falsificación.
Esta es una situación que describe Michael
Gladwell en su libro “Blink” sobre la intuición, en el que dice que los
expertos apelan a su intuición para saber si algo es auténtico o no; pero no
siempre le atinan; de hecho, es más común que le fallen, por más expertos que
sean.
En Psicología, y en muchas otras ciencias de la
salud, el diagnóstico y los tratamientos están basadas en su mayoría en un
“mágico” sentido de los expertos, o intuición, que es bastante falible.
Dos métodos
Las críticas comenzaron desde hace mucho
tiempo; en 1954 Paul Meehl (uno de los creadores del MMPI) realizó un análisis
de la toma de decisiones clínicas y delineó dos aproximaciones: el método
clínico y el método mecánico. En este segundo, se usa un algoritmo o reglas de
decisión como criterios para determinar si alguien está enfermo o no.
Lo que demostró Meehl, para sorpresa y enojo de
muchos, es que la predicción mecánica era constantemente más precisa que el
juicio experto de los clínicos. Desde entonces se ha repetido la investigación
de Meehl y se ha encontrado lo mismo (Grove y colaboradores, 2000): es mejor la
predicción mecánica que la clínica para un amplio rango de temas que van desde
el diagnóstico psiquiátrico, la efectividad de la psicoterapia, la predicción
de suicidios, el desempeño en la escuela y militar, las carreras de caballos,
cuanto tiempo va a estar hospitalizado alguien y las probabilidades que tiene
de morir.
El método mecánico es mejor
Es más, a estas alturas no se sabe de una sola
área dentro de las ciencias de la salud, en la que el juicio clínico sea
francamente mejor que la predicción mecánica. ¿Por qué? Pues debido a que se
basa en la literatura de investigación, la cual usa muestras más grandes y
representativas que las que cualquier clínico va a poder llegar a tener en su
práctica diaria.
Otra razón es que los expertos no están libres
de los sesgos cognitivos que todos nosotros tenemos a la hora de observar,
interpretar, analizar, guardar y recuperar información (Meehl, 1992). Los
clínicos le dan demasiado valor a su experiencia personal y no a los resultados
de las investigaciones lo que los hace caer en errores.
Otros errores del método clínico es que no es
consistente, es decir no tiene confiabilidad; por diversas razones, los
expertos no coinciden entre sí y, muchas veces, ni consigo mismo si es que les
llegan a dar el mismo caso. Es más, se ha demostrado que sus predicciones no
mejorar casi nada con el paso del tiempo, de tal manera que casi no cambia su
juicio comparándolos cuando eran recién graduados a cuando ya son unas
eminencias en su área (Garb, 1999).
Resistencia
Pero a pesar de décadas de investigaciones, los
psicólogos clínicos no se convencen de lo contrario. En una investigación
realizada por la Asociación de Psicólogos de los Estados Unidos (APA) 22 % de
los psicólogos afiliados creen que la forma mecánica de evaluación y predicción
es menos eficaz que el juicio experto; incluso, había un 3% de ellos que jamás
habían oído de los métodos mecánicos de toma de decisión, y claro está que
jamás los habían usado (Grove y Lloyd, 2009).
Otras razones que se han encontrado (Grove y Meehl, 1996) para que el mito del juicio
experto perdure es que se cree que si predominara la predicción mecánica,
podrían remplazarse a los clínicos por computadoras (una objeción sin
fundamento puesto que los clínicos hacen algo más que realizar decisiones) o
bien que los expertos bien pueden usar los dos tipos de juicio, tanto el
clínico como el mecánico (lo cual no tiene sentido porque cuando uno de los
métodos entre en conflicto con el otro, se debe decidir entre cualquiera de los
dos, volviendo con ello al problema en que habíamos iniciado).
Unos más objetan que la predicción mecánica es
irrelevante, porque cada caso que se atiende es individual y único, que cada
persona es diferente; por ejemplo, la investigación ha demostrado que la mejor
forma de tratar una fobia es exponer sistemáticamente a la persona a sus miedos
(Barlow, 2002), pero muchos psicólogos no aplicarían esta terapia porque creen
que el sujeto que están atendiendo tiene circunstancias especiales que lo
harían una excepción a la regla; pero la investigación lo que ha encontrado
(Grove y colaboradores, 2000) es que los expertos rutinariamente encuentran
demasiadas excepciones a la regla.
También se impugna por parte de los clínicos
que toda probabilidad es irrelevante para entender o predecir a un individuo en
particular; pero supongo que si el clínico estuviera jugando a la ruleta rusa
(aquella en donde se pone una bala en la pistola y se dejan las otras vacías)
no pensaría que la probabilidad es irrelevante si en vez de una bala y cinco
recámaras de la pistola vacías, fuera al revés, cinco balas y una recámara
vacía.
Una última objeción, es que se dice que se
“deshumaniza” la terapia al usar el método mecánico; este reproche es
irrelevante porque sentirse confortable es menos importante que tener un
correcto diagnóstico y tratamiento; ahí está el caso de la serie televisiva del
doctor House, es un patán que hace sentir horrible a sus pacientes y
colaboradores, pero que le aguantan todo porque sabe hacer bien su trabajo.
La cuestión es que, a pesar de que hay amplia
evidencia de que los medios mecánicos son mejores que el juicio clínico a la hora
de tomar decisiones, siguen sin ser usados; lo cual es una pena. Si el juicio y
la intuición no son suficientes para identificar cuando una escultura es falsa
o no, y por ello se hace necesario que sepan sobre resinas epóxicas o sobre
espectroscopia, de la misma manera los profesionales de la salud deberían de
servir a sus pacientes de la mejor manera, lo que significa que deberían de
usar los métodos mecánicos que en la actualidad rechazan.
Bibliografía
Gladwell, Malcolm (2005). Inteligencia
intuitiva: ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?. Taurus Ediciones.
Meehl, P. (1954). Clinical versus statistical
prediction. Minneapolis:
University of Minnesota Press.
Grove, William M.; Zald, David H.; Lebow, Boyd
S.; Snitz, Beth E.; Nelson, Chad. Clinical versus mechanical prediction: A
meta-analysis. Psychological Assessment, Vol 12(1), Mar 2000, 19-30.
Meehl, P. (1992). Cliometric metatheory: The
actuarial approach to empirical, history-based philosophy of science. Psychological
Reports, 71, 339-467.
Garb, H. N. (1999). Studying the clinician
judgment research and psychological assessment. Washington, DC: American
Psychological Association.
Vrieze, Scott I.; Grove, William M. Survey on
the use of clinical and mechanical prediction methods in clinical psychology. Professional
Psychology: Research and Practice, Vol 40(5), Oct 2009, 525-531.
Grove, W. M., & Meehl, P. E. (1996)
Comparative efficiency of informal (subjective, impressionistic) and formal
(mechanical, algorithmic) prediction procedures: The clinical-statistical controversy.
Psychology, Public Policy, and Law, 2, 293-323.
Barlow, D. H. (2002). Anxiety and its
disorders: the nature and treatment of anxiety and panic (2nd ed.).
New York: Guilford Press.
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